La última oferta para retener a Guido Rodríguez, según pudo saber ESTADIO Deportivo, incluía no sólo los 2,5 millones de euros netos a los que aspiraba el pivote italo-argentino, sino la posibilidad de renovar únicamente un año, hasta 2025, y la inclusión de una cláusula especial que, durante un periodo concreto de los mercados estival e invernal, permitiera a cualquier equipo llevárselo por una cantidad sensiblemente inferior a la de su cláusula de rescisión, de 80 kilos. Los asesores del de Sáenz Peña no llegaron a responder tampoco a este segundo asalto, hasta tal punto que dicen las malas (y ya hasta las buenas) lenguas que tienen ya un precontrato con el FC Barcelona por dos temporadas y una tercera opcional a través del cual no ganará mucho más. Se trata del as bajo la manga de los dirigentes del Real Betis para retener a sus 'pesos pesados', deportiva y salarialmente, cambiando años de contrato y facilidades para salir por una rebaja del caché.
Esas condiciones se aplicaron, por ejemplo, el verano pasado a la firma de un ya agente libre Ayoze Pérez, que aceptó un 30% menos de la ficha apalabrada desde enero, pero con la contraprestación de que su rescisión unilateral se situaría en unos asequibles cuatro millones, un 'caramelo', dado su rendimiento actual, para equipos sin tanto poder adquisitivo como el FC Barcelona, que tiene anotado su nombre por si fallan opciones prioritarias pero muy caras por fuera, como Nico Williams. Igual aconteció en el reciente movimiento de la última ventana con Germán Pezzella, que amplió hasta 2025 por unas cantidades sensiblemente inferiores a los emolumentos pretendidos, que, incluso, habían rechazado sus agentes semanas antes, pero con una variación sustancial que le permitiría irse no por 50 kilos, sino por lo mismo cuatro que el tinerfeño, lo que ha despertado el interés de clubes italianos y de River Plate por repatriarlo.
William Carvalho, contra todo pronóstico, renovó hace dos veranos hasta 2026 cuando ya había rechazado varias propuestas para seguir y tenía ya la sartén de su futuro por el mango al entrar en su último año de contrato. El luso-angoleño, además de facilitar la inscripción de varios compañeros (entre ellos, Willian José) aceptando diferir algunas cantidades de su sueldo y diluir su amortización pendiente, no cobraría ya los tres kilos netos que pedía, sino que seguiría con 2,5, pero con la ventaja de que, hasta el 15 de julio, su cláusula no sería de 100 millones, sino de dos, aunque otras fuentes hablan de los referidos cuatro. Todos salieron ganando en la operación, por lo que el Real Betis ha vuelto a repetir la jugada con varios de los jugadores que, algunos de manera sorprendente, han ido renovando con varios años todavía pendientes y sin aparente prisa.