"Estoy muy feliz aquí. Es como mi casa, porque llevo cinco años en Sevilla. También por haber jugado y ser declarado el MVP del partido en Bilbao. Es una cosa que no imaginaba, pero sólo pienso en salir y darlo todo, a tope, siempre". Todavía con algunas limitaciones con el español, Paul Akouokou, que apenas sumaba 53 minutos en 2023 hasta la visita al Camp Nou y que, ahora, ha disputado el último partido y medio, actuando además fuera de su sitio habitual, el doble pivote. Y sobresaliendo. Hasta tal punto se coronó en San Mamés que llegó a ganarle una carrera al velocísimo Iñaki Williams, aunque el marfileño, invitado este miércoles en el programa de la TV oficial del Real Betis 'Todo al verde', le restaba importancia: "Si estás muy cerca del rival, le dejas sin opción. Es un futbolista muy peligroso, por lo que había que hacerlo. Por suerte, llegué antes.
Edgar vuelve de sanción, Víctor Ruiz se ha recuperado y Luiz Felipe parece que también llegará, aunque el '4' se ofrece para seguir como central ante el Rayo Vallecano: "En el filial ya había jugado ahí. El partido anterior contra el Barça entré en el descanso para acompañar a Pezzella atrás. Es un campo que todo el mundo sabe que no es nada fácil jugar, por lo que hacerlo allí me dio confianza. Estoy más cómodo de mediocentro, pero quiero ser polivalente y, por encima de todo, quiero jugar; estoy listo para darlo todo en el campo donde el entrenador me ponga. Me pide lo que quiere que haga en los entrenamientos y en el campo durante los partidos, y eso es lo que intento hacer". Encima, con más pausa que antaño, cuando acumuló expulsiones y cargó pronto con amarillas por un exceso de revoluciones que ya gestiona mucho mejor: "Con la experiencia, como me ha pasado muchas veces, me voy controlando más. Ya no pensaba en meter gol, sino en no ver amarilla. Cuando sales, quieres demostrar muchas cosas, pero ya estoy más tranquilo".
Paul recordaba también sus inicios, que le hicieron buscarse la vida siendo todavía menor lejos de su gente: "Con 11 años, me apunté a una academia de fútbol y estudios con mucho nombre (JMG), por la que pasó en su día Yaya Touré, que es mi ídolo. Estuve cinco años y me marché a Tailandia. Volví a Costa de Marfil, porque no tenía edad para tener un contrato profesional. Luego, me fui dos años a Finlandia y, de allí, a Israel, de donde me fichó el Betis. Estaba solo, sin familia. Quería ser un futbolista de elite, aunque nadie sabe lo que va a pasar. Llegué al filial del Betis, donde tuve compañeros que me ayudaron mucho, como el míster (José Juan Romero)". El medio admite que "en Sevilla se está mucho mejor", siendo consciente además de que "muchos chicos sueñan con llegar al Betis", por lo que tiene que "aprovechar la oportunidad". Aunque no será por su puntería, aclara entre risas: "No sé qué me pasa, pero siempre le doy al larguero". Le ocurrió con un cabezazo en Bilbao y en Glasgow.
Finalmente, admite que, "por el idioma", siempre tiene cerca "a Sabaly, Fekir...", pero se lleva "bien con todos", al tiempo que destaca que "Joaquín es como un padre" para todos. En las cinco jornadas que restan, ve al equipo preparado para hacer un esfuerzo final y meterse en la Europa League", añadiendo que tanto él como sus compañeros han sabido sobreponerse a momentos complicados: "Pasaron cosas duras, como lesiones y expulsiones, pero nuestra manera de pensar es ser positivos, levantarnos y llegar lejos". Sabe que la competencia ha aumentado respecto a la anterior entrega del campeonato, si bien recalcaba antes de despedirse que por él no va a quedar: "Si el míster me quiere poner, estoy preparado". Dicho queda.