Algunos dirán que por populismo, pero aquel Betis de la 16/17 necesitaba de su gente. Haro y Catalán eran unos recién llegados a la cúpula verdiblanca y, en su primer proyecto desde el inicio, apostaron por un técnico con más nombre que trayectoria, Gustavo Poyet, que acabaría destituido después de once encuentros. Se hizo cargo Víctor Sánchez del Amo, que ni siquiera acabaría aquel curso, siendo sustituido en las dos jornadas finales por Alexis Trujillo para amarrar una permanencia ajustada en Primera. Pero, volviendo a la etapa del ex jugador de Real Madrid y Deportivo, que instauró una defensa de cinco que gustaba entre poco y nada a la grada, se le ocurrió en vísperas de Navidad, tras el clásico torneo y la convivencia con los chavales de la cantera, que algunos de sus representantes podrían hacer despertar a una plantilla que estaba dormida.
Llamó al capitán del alevín C para arengar a los grandes antes de un Betis-Celta y se llevó al Vicente Calderón a otro coetáneo para que compartiera la experiencia con sus ídolos, pero fue el 29 de enero de 2017, en vísperas de un choque contra el Barcelona, cuando Dani Pérez, mediocampista entonces del alevín A, leía un discurso emocionante, bañado por las trece barras y la pasión de quien siente estos colores desde la cuna. Ese niño de 11 años, criado en la escuela deportiva del CD Altair y en Los Bermejales desde edad benjamín, cumplió este jueves su sueño. Un sueño verdiblanco, parafraseando a 'Fondo Flamenco' y su himno del Centenario, que explicaba a un vestuario en el que ya estaban Joaquín y Pezzella, ahora compañeros.
Decía entonces el talentoso jugador, indiscutible en la selección española sub 18 y a las órdenes de Aitor Martínez en el Betis Deportivo (antes, en el mejor División de Honor que se recuerda en muchos años), que para él era "un gran día", porque jugaba "el Real Betis, El Glorioso", al que "enseñaron a quererlo por encima todo", algo que "la gente no entiende", que "tarda en asimilarse" y les hace "diferentes" al resto: "Nosotros no nacemos y luego nos hacemos béticos, no. Nosotros nacimos béticos y luego empezamos a vivir". Para formar parte de una familia "que no le teme a nada ni a nadie", porque "camina a hombros de gigantes", los que oían "en las gradas de ahí fuera". Casi seis años más tarde, saltaba al campo junto a Fekir, seguramente su referente por la posición que ocupa en el campo (aunque Dani es diestro), y le felicitaba tras el 3-0 al HJK Helsinki.
Pudo tener la alegría completa, aunque una estirada de Conor Hazard se lo impidió. No importa. El dorsal 37 nunca olvidará la emoción de recibir la ovación de más de 35.000 personas. Y lo que le queda. Manuel Pellegrini, que no se casa con nadie, ya pronosticaba que "es muy importante dar paso a jugadores del filial, que tienen la capacidad de seguir progresando y jugar en el primer equipo. No es demagogia. Juan Cruz ha respondido y Dani va a ser importante en el futuro del Betis conforme siga progresando. Enrique ya jugó en Bulgaria, Félix estuvo en el banco...". Como el año pasado, cuando daba por sentado que Rodri sería uno de los pilares del equipo en los próximos años.
Dani Pérez es el octavo que da el salto desde el filial al primer equipo desde la llegada hace dos años y medio del técnico chileno, que dio la alternativa a Paul y Rodri en la 20/21, hizo lo propio con Calderón y Kike Hermoso en la 21/22, y ya ha promocionado a Fran Delgado, Juan Cruz, Enrique Fernández y el citado Dani, que, además, se convirtió en el bético más joven en estrenarse en Europa, con 17 años y 100 días. En términos globales, solamente le supera Álvaro Vadillo. Recién renovado hasta 2025, como Cruz, el meta García-Alejo, el artillero Marcos Fernández y, el último, el lateral zurdo Pleguezuelo (el emergente central Félix está atado hasta 2026).