El Real Betis es uno de los muchos clubes de Primera división que tienen excedido el tope salarial asignado por LaLiga en función de su relación ingresos/gastos, por lo que, desde hace varios años, acude al mercado cada semestre con serias limitaciones de inversión. De momento, se le aplica, como al resto en su situación, la regla 1:4, por la que solamente puede reinvertir el 25% de lo que ahorre con traspasos, cesiones o desvinculaciones en nuevas contrataciones. Recientemente, la patronal de los clubes ha ido flexibilizando la norma, permitiendo hasta el verano pasado y luego prolongándolo que, si el jugador vendido representaba el 5% o más del presupuesto de la entidad para su plantilla, se habilitase la mitad de lo amortizado. Lo que no ha impedido que algunos poderosos, caso del FC Barcelona, bucee en el artículo 100 para aprovecharse hasta de la letra pequeña.
Así, en Can Barça inventaron las 'palancas', que no son más que la reventa de activos propios de los próximos años que no estuvieran incluidos en el acuerdo con el fondo de inversión CVC, que, por ejemplo, no firmaron los culés. Derechos de televisión, anticipos por ticketing y abonados, producciones audiovisuales en estudios propios... En Heliópolis no se atrevieron a tanto, apostando por el préstamo de LaLiga Impulso y otros europeos obtenidos a raíz de su bandera en pro de la sostenibilidad, 'Forever Green', para construir la nueva Ciudad Deportiva Rafael Gordillo y remodelar el Estadio Benito Villamarín, con lo que multiplicará la entrada de dinero a medio plazo. Y, eso sí, aplicó el artículo 92 de las Normas de Elaboración de Presupuestos, que permite presentar avales (en este caso, con el patrimonio personal de varios consejeros, fundamentalmente Haro y Catalán) para la inscripción de futbolistas, aunque deben compensarse esa misma temporada con otros ingresos extraordinarios.
Ahora, LaLiga planea otras medidas para relajar su control económico y beneficiar la maniobrabilidad de los clubes en el mercado, habida cuenta de que su volumen de gasto ha decrecido una barbaridad, viéndose superado por la emergente Saudí Pro League y por otras del Viejo Continente. Según avanza 'Mundo Deportivo', el organismo que regula Primera y Segunda división suavizará su exigencia de ponerse al día de las pérdidas derivadas de la pandemia, hasta ahora impuestas de forma creciente desde el 15% de reposición en las cuentas en la 2022/2023 hasta el 22,5% en la 2026/2027, cuando se tendría que haber devuelto el total de aquella merma por la Covid-19. Ahora, se fijará un tope anual en función de las cifras de negocio de cada uno, por lo que se podrá repartir en más años esa cuota de 'hipoteca'. Además, las amortizaciones de ciertas infraestructuras no se contabilizarán a la hora de fijar el LCPD (Límite de Coste de Plantilla Deportiva).
Otro cambio que beneficiaría al Betis se refiere al uso de las ampliaciones de capital. Como explicaba antes de la celebración de la junta extraordinaria de agosto a tal fin el consejero secretario de la entidad, Carlos González de Castro, el 65% de los 43 millones de euros de inyección aprobados se puede utilizar para inscribir jugadores en los cinco años siguientes a que ésta se produzca, en la proporción de 20%,15%,15%,15% y 15%", por lo que antes del 31 de agosto de 2023, teóricamente, se produciría un ingreso extra de unos 8,6 kilos. Ahora, la idea es que el otro 35% no tenga que ir forzosamente a sanear el balance económico del club, sino a paliar esas pérdidas del Covid y pagar la deuda cuanto antes, amén de que la partida reutilizable para rearmar la plantilla repercutiría en los dos ejercicios siguientes, no repartidos en cuatro o cinco, por lo que aumentaría el margen de maniobra. Así, con la AC y la venta extemporánea de Luiz Felipe, sería más factible alcanzar un tope salarial superior a los 100 kilos y la regla 1:1.