Nabil Fekir se marchó contrariado este domingo a casa, tras su expulsión en el derbi. Es la sexta desde que defiende la camiseta del Real Betis en 129 encuentros oficiales, la cuarta por roja directa. En 193 con el Lyon, únicamente lo excluyeron una vez por este motivo. El campeón del Mundo siente que en la Ligue 1 se le respetaba más, tanto por parte de los árbitros como por los rivales. Aquí, aunque juega igual que siempre, aprovechan su manera de proteger el balón con los brazos y su mecha corta, que la tiene, para provocarle. Como Muniain el curso pasado. El atacante heliopolitano entiende que no fue justo que lo echaran al filo del descanso ante el Sevilla FC, porque ni siquiera da un codazo intencionado al Papu Gómez, como el propio argentino reconocía luego ante los medios, argumentando que "se está perdiendo últimamente la esencia del fútbol, que es un deporte de contacto".
Se contuvo como pudo, rechazando el 'consuelo' de Lamela y el de otros compañeros y empleados del club que acudieron a calmarle para que no agrandara el castigo con recriminaciones. Tardó en serenarse, pero los que lo tuvieron cerca insisten en que no dejó de estar cariacontecido toda la noche. Ahora, a esperar lo que dicte Competición, si bien está claro que, en el mejor de los casos, ya no volverá a jugar hasta después del Mundial, pues sólo queda la visita de este jueves a Mestalla. En La Palmera cruzan los dedos para que no le caiga más de un partido y que, gira y amistosos aparte, pueda estar en Nochevieja ante el Athletic, una cita que podría perderse Borja Iglesias si los comités interpretan que su entrada con los tacos al gemelo de Joan Jordán merece un purgatorio más largo.
Entre unas cosas y otras, Fekir, que no se ha pronunciado en sus perfiles oficiales de las redes sociales, ni siquiera para cambiar de tercio, apenas acumula 518 minutos en lo que va de 22/23, repartidos en once encuentros, aunque los ha aprovechado muy bien, anotando tres goles y brindando dos asistencias. Pero una lesión muscular en los isquiotibiales de la pierna izquierda, de la que se resintió en Roma, le ha hecho la puñeta. O mucho cambia el plan o Deschamps no se lo llevará a Qatar, por lo que el año, hablando en plata, está ya hecho para el lionés, con un frente abierto casi siempre en lo que al futuro se refiere, quiera o no.
Y es que desde Inglaterra no cesan los rumores que lo vinculan con el Newcastle. De hecho, el interés de las 'Urracas' por Nabil data de principios de 2020, antes de que la familia real saudí, a través de un conocido fondo de inversión, se hiciera cargo del club blanquinegro. Desde entonces, el ruido mediático no ha cesado, sino todo lo contrario, aunque los movimientos del francés y de sus representantes, de Promoesport Andalucía, no indicaran en ningún momento que podría aceptar la tentación de la Premier, que le seduce desde su frustrado fichaje por el Liverpool en la década pasada. De hecho, el '8' renovó hasta 2026, ampliando su cláusula desde los 90 hasta los 100 millones de euros. Sigue siendo el mejor pagado del plantel, aunque ha demostrado su compromiso aceptando una continuidad en términos más favorables para el Betis y participando, como otros compañeros, en la medida de ahorro (ha diferido ciertos pagos a próximos ejercicios) del propio vestuario para ayudar a cuadrar el tope salarial de LaLiga y que Guardado, Willian José y Bravo pudieran ser inscritos.
No obstante, la última información, compartida por varios tabloides, habla de una ofensiva no invernal, sino durante el verano de 2023 (cuando ya tendría 30 años), del Newcastle por Fekir, cifrada en hasta 45 kilos, el doble de lo invertido en su día para reclutarle (19,75 fijos y 10 en variables, de las que sólo se cumplieron algunas). ESTADIO Deportivo se ha puesto en contacto con fuentes muy cercanas al jugador y con otras de la planta noble del Benito Villamarín, desmintiendo ambas que esta posibilidad se atenga a la realidad. En el Betis no sienten ningún temor, conscientes de que Nabil está muy feliz en la provincia de Sevilla, asentado junto a una familia en plena ampliación y con un negocio en marcha que aborda su otra gran pasión, por lo que no se plantea salir.
Lógicamente, su buen rendimiento atrae a menudo a emisarios, intermediarios y agentes autorizados, que preguntan por su situación, su caché y su disponibilidad, pero ninguno de estos sondeos ha avanzado hasta convertirse en una operación seria, pues falta la apuesta y el deseo de aceptarla. Incluso, como dato informativo, habría que añadir que la empresa que representa a Fekir, Promoesport, tiene una relación muy fluida con las 'Urracas', hasta el punto de que conversaron hace unos meses por el interés en otro de sus afiliados, Carlos Soler, finalmente traspasado al PSG. De haber querido llevarse a Fekir, qué mejor ocasión que esos contactos para tratarlo. La explicación es bien sencilla: ni piensan pagar 45 millones por el astro galo ni se molestan en ofertar menos, porque saben que no le interesa cambiar de aires. Punto final.