No es de los que se come el coco durante los partidos. Frío y pragmático sobre el terreno de juego, Rui Silva olvida pronto cualquier error por el interés colectivo y se centra en hacerlo bien en la siguiente jugada. Una manera aprendida a lo largo de los años de no perder la concentración, clave para un guardameta. En recientes entrevistas, sí reconocía que parte de su evolución bajo los palos respondía a la consulta en su momento a un psicólogo, defendiendo el cuidado de la salud mental de los deportistas. Un punto a su favor, lo que no quita que, ya en casa, todo profesional dé vueltas a la cabeza por un error que haya costado puntos a su equipo, mientras que seguramente vuelen fugaces los muchos aciertos que han sumado en el casillero. Que ganan por mayoría desde que llegó a España, también en Heliópolis. Cosas de la autocrítica y la exigencia, que te ayudan también a crecer.
Por todo lo anterior, el luso no está contento con su rendimiento ante el Atlético de Madrid. Brillante en otros muchos encuentros de LaLiga, con intervenciones cruciales frente a casi todos los rivales (Mallorca, Celta, Cádiz, Valladolid y Villarreal, especialmente), el de Maia considera que debió hacer más en el gol olímpico de Griezmann y en el posterior disparo con la pierna mala del francés que se le escurre entre las piernas. Con matices, claro, pues tanto su entorno como sus compañeros le han hecho ver, por ejemplo, que Saúl Ñíguez y Borja Iglesias saltan en el primer palo para impedirle ver la dirección del balón (a media altura) hasta que ya lo tenía encima en el 0-1, al tiempo que el 0-2 es un claro fallo de marca de Víctor Ruiz al ex culé.
Es, en realidad, su peor momento del curso, el primero malo, de hecho. Por lo que no estaba justificado el ostracismo al que le condenó Fernando Santos, seleccionador de Portugal, desde la Eurocopa de 2020, celebrada un año después por la pandemia. Así, tras cinco llamadas y doce suplencias consecutivas, el otrora entrenador de Grecia hizo debutar a Rui Silva en un amistoso ante Israel el 9 de junio de 2021, llevándoselo como tercer portero al citado torneo, junto a Rui Patrício y Anthony Lopes, pero no volvió a citarlo después, decantándose por Diogo Costa, del Oporto, o José Sá, del Wolverhampton. Volvió a hacerle sitio en la Nations League, que comprimió en junio pasado cuatro citas, pero no estuvo en la última lista previa a Qatar 2022, precisamente cuando mejor estaba rindiendo en el Betis.
Sin embargo, el meta formado en el Nacional de Madeira ha sido incluido en la prelista de 55 futbolistas de Portugal, según desveló la prensa de su país, por lo que recupera opciones de acudir al Mundial, donde las 'quinas' han sido encuadradas en el Grupo H, junto a Corea del Sur, Ghana y Uruguay. Es uno de los dos béticos en la nómina, junto al indiscutible William Carvalho, pero los 26 seleccionados definitivos no se conocerán hasta el próximo 10 de noviembre. En casa de Rui Silva y en el propio club verdiblanco cruzan los dedos. Aparte de entender que sería un premio más que merecido y de recibir compensación económica por cada participante en la cita de noviembre y diciembre en Oriente Próximo, se trata de uno de los principales activos en el mercado para cuadrar las cuentas el verano que viene, con varios clubes importantes interesados ya en sus servicios desde hace meses, y podría revalorizarse en Qatar.