El destino ha querido que en la madrugada del Domingo de Ramos D. Manuel Ruiz de Lopera nos deje para siempre. Presidente sempiterno del Real Betis Balompié se ganó el cariño de la afición, y no sólo de la suya. Peculiar, directo, risueño y amable. Así conocíamos al dirigente de El Fontanal. Salvó al club, como el solía repetir en innumerables ocasiones. Lo llevó a lo más alto ganando títulos y participando en la UEFA Champions League. Aunque también al sótano de la Segunda división. Cientos de jugadores pasaron bajo su mandato, fichajes de renombre y postín en lo económico y momentos inolvidables que quedarán en la retina de los béticos para siempre.
No era un presidente corriente. Era diferente. Para lo bueno y para lo malo. Le gustaba saber que tenía el cariño de la gente. Le gustaba sentir el respaldo del beticismo. A lo largo de sus 18 años como dirigente dejó momentos que jamás se olvidarán.
Sin duda, una de las más famosas anécdotas giran alrededor de la famosa noche de Halloween y aquella fiesta en la casa de Benjamín Zarandona. Un desmadre. Le dieron el aviso y allí que se presentó a comprobar si era cierto. Así lo relataba hace unos años en un programa de radio:
El exbético Capi, lo relata desde otro punto de vista:
Con Carlos Herrera dejó un momento para la historia. El aficionado que quería seguir llevando su padre al estadio. "La Policía no me deja entrar con el bote de cristal". Lopera se mostró sorprendido. ¿Cómo va a llevar un muerto al Benito Villamarín? "Lo traigo aquí, dijo, y sacó un bote de melocotones en dulce"...
Otro gran momento ocurrió en la boda de Joaquín Sánchez con Susana Saborido. El Betis se acababa de proclamar campeón de Copa del Rey en 2005 y el trofeo apareció en su enlace por mediación de Lopera. Así lo narraba el jugador portuense:
En la previa de un derbi, se vivió un tenso momento en la comida de directivas. Un pique verbal con el que era presidente del Sevilla FC, Luis Cuervas:
"Hola, necesito aproximadamente 800 millones de pesetas en 25 minutos". Como de una película se tratase, así comenzó Ruiz de Lopera su conversación telefónica para reunir el dinero necesario para que el Betis no desapareciera en el año 1992.