"Sin la expulsión fue un partido muy equilibrado. Son demasiadas expulsiones. No se puede jugar con un jugador menos en todos los partidos. Creo que Edgar la primera falta que hizo fue amarilla y la segunda fue la roja. Nos está tocando jugar con menos jugadores", se lamentaba el entrenador del Real Betis, Manuel Pellegrini, tras la dura derrota en Mestalla.
Esos contratiempos han hecho que una primera parte de la temporada espectacular se haya saldado con un resultado por debajo de los merecimientos. Los minutos que el Betis ha disputado con un jugador menos y las sanciones que esas rojas han provocado han restado muchos puntos. En Vigo y Valencia se perdió, en Valladolid se empató, al igual que en el derbi frente al Sevilla FC...
Aunque Pellegrini hiciera después una valoración destacada de estos tres primeros meses -"Es una valoración muy positiva porque seguimos a dos puntos del tercer lugar", indicó-, la realidad es que podrían haber estado más arriba.
De los seis partidos en los que se ha quedado con uno o dos jugadores menos, sólo supo vencer en el primero de ellos, en casa, ante Osasuna y en un encuentro que llevaba un gol de ventaja, obra de Borja Iglesias, y que supo aguantar hasta el final. Del resto, sumó en tres, pero nunca los tres puntos.
En total han sido 209 minutos con un futbolista menos, dos partidos y casi medio. Y eso sin contar las sanciones, que habitualmente no se tienen en cuenta y que en Valencia, sin Borja Iglesias ni Fekir, o frente al Atlético sin Canales, resultaron claves.
El dato es más sangrante cuando se conoce que el Real Betis es el segundo equipo de laLiga que menos faltas comete (140) y el conjunto que más faltas recibe (209), aunque eso no le ha permitido jugar mucho tiempo en superioridad y sí mucho más con un hombre menos. El dato más sangrante tal vez fuera el del derbi, en el que, con seis faltas, vio cuatro amarillas y dos rojas.
Cierto que algunas de último hombre merecieran esa rigurosidad, pero en otras el castigo fue excesivo, sobre todo si lo comparamos con la impunidad que han tenido algunos equipos contrarios. Sobre todo con un Fekir al que le dan y provocan cada vez que coge el balón o con un Borja Iglesias que va a la guerra en cada encuentro.
Es trabajo de Pellegrini corregir algunas acciones que antes no eran tarjeta y que, con el VAR, se han agravado, pero también de la cúpula directiva de presionar para que al Betis se le respete desde el colectivo arbitral.