Los consejos de Bellerín a su amigo Aitor Ruibal, que "no veía claro lo de jugar de lateral"

El '24' del Betis repasa su amistad con el jugador del Barcelona y con Borja Iglesias, analiza su rol en el librillo de Pellegrini y reconoce que, aunque sentía "frustración" al pasar de atacante a lateral, ahora incluso le gusta jugar ahí

Los consejos de Bellerín a su amigo Aitor Ruibal, que "no veía claro lo de jugar de lateral"
Bellerín, el espejo de Aitor Ruibal para adaptarse al lateral del Betis. - aitorrg9
Aitor TorviscoAitor Torvisco 8 min lectura

Hasta la llegada de Manuel Pellegrini al banquillo del Real Betis en el verano de 2020, Aitor Ruibal era un nómada que buscaba su sitio en el mundo del fútbol para corresponder a los esfuerzos de su abuelo Rodrigo, una pieza esencial para poder convertirse en futbolista y que falleció sólo dos meses antes de que Quique Setién le hiciese debutar en Primera división, precisamente, en un Betis-Atlético. Hoy, afronta ese mismo duelo asentado como comodín de la plantilla verdiblanca gracias a la polivalencia, a la confianza que le demostró el chileno y a los consejos de su amigo Héctor Bellerín para adaptarse a la posición de lateral derecho, algo que "no veía claro" y que admite que, al principio, era una situación que le generaba cierta frustración".

"Héctor (Bellerín) me ha dado muchos consejos. Me he fijado mucho en él. Veo mucho fútbol. Héctor me aportó mucho la pasada temporada. El año pasado yo no veía claro lo de jugar de lateral", ha reconocido Aitor Ruibal en una entrevista concedida al diario El Mundo. Ahora, esa frustración ha desaparecido por completo y, es más, si le dan a elegir, se queda en esa nueva posición: "Estoy muy cómodo en el lateral. Quiero pulir esa posición. Ahora mismo, yo me pondría de lateral. Estoy a buen nivel y ya hasta me gusta".

A Ruibal, que ya había probado en la defensa durante su cesión en el CD Leganés, nunca le dio por sincerarse con Pellegrini. "No. No se lo dije, pero cuando me tocaba jugar ahí, no se me veía cómodo. No estaba mentalizado. Estaba un poco frustrado. Pensaba: 'Si he llegado aquí siendo delantero, estando arriba...' pero luego dices: 'Qué más te da'. Si el equipo lo necesita, esto es un deporte de equipo y lo que quieres es mejorar y ganar", añadió el '24' del Betis, que explica que, quizás, esa incomodidad era por el temor a la responsabilidad que tienen los defensores.

"Debes asumir muchos riesgos. Para defender en el área, por ejemplo, hay que medir la agresividad. Yo no tengo la capacidad de un lateral que lleve en esto 20 años, pero intento compensarlo con mi forma física. Me hacen muchos caños, por ejemplo, pero recupero rápido la posición. Soy alocado, porque todavía no estoy acostumbrado a la posición, y a veces se me olvida que no tengo a nadie detrás. Pero bueno, poco a poco. Mejoro día a día", añadió Ruibal al ser preguntado por el periodista Antonio Agredano por la mayor dificultad que entraña ser lateral para alguien que ha sido siempre delantero o extremo.

De las cesiones y el pesimismo a la confianza de Pellegrini

Aitor Ruibal debutó con Setién en un Betis-Atlético como el de hoy, en la temporada 17/18, pero fue algo puntual. Su equipo era el Betis Deportivo, Quique Setién no volvió a tirar de él y comenzó su peregrinaje. Se marchó cedido al FC Cartagena, en Segunda B; volvió para irse al Rayo Majadahonda, en Segunda división; y sumó su tercer préstamo seguido en el CD Leganés, ya en Primera. En el verano de 2020 inició la pretemporada en Heliópolis casi convencido de su marcha definitiva; pero Pellegrini tenía otros planes para él.

"(Pellegrini) Él siempre ha sido sincero conmigo. Me dijo que tenía que aceptar mi rol y que sólo así sería importante para el equipo. Aquí llegué hace tres años como un 'se queda o no se queda', pero hice una buena pretemporada y luego él me ha dado su confianza", manifiesta Aitor Ruibal, que sabe que le debe al chileno el hecho de ser jugador de Primera división a día de hoy.

"Hago lo que me da la gana y al que no le guste, mala suerte"

Aitor Ruibal es un futbolista sincero a más no poder. Tanto sobre el terreno de juego, donde lo deja todo en cada partido, como fuera de él. Activo en redes sociales, no esconde sus gustos por mucho que haya a quien le parezcan excéntricos. Por ejemplo, luce las uñas pintadas, simplemente porque le apetece. Sin más: "¿Por qué llevo pintadas las uñas, por ningún motivo. Hago lo que me da la gana y lo que siento en cada momento. A quien le guste bien, y a quien no, mala suerte".

En esa manera de ser tan transparente y sin dejarse influir, Ruibal coincide con su compañero Borja Iglesias y su amigo Héctor Bellerín, ahora en el Barcelona. Ambos se han dejado ver el pasado verano en festivales de música, compartiendo sus vacaciones y posando en redes sociales con atuendos llamativos sin darle la más mínima importancia al qué dirán: "Hacemos lo que nos apetece en cada momento de nuestra vida. Sin dar explicaciones a nadie y sin faltar el respeto a nadie. Sin juzgar a otros futbolistas porque se parezcan al típico futbolista. Creo que son etapas de tu vida que tienes que vivir".

"Lo anímico es lo más importante del fútbol. O tienes a los mejores del mundo, o no hay otra forma de construir un equipo ganador. Aquí hay grandes futbolistas, pero no tenemos el presupuesto del Barcelona o del Madrid. El buen rollo en el vestuario es el 70 por ciento de cualquier bloque. Si no hay alegría dentro del vestuario, en el campo se nota", señaló sobre la piña que ha formado este Betis y que, a su juicio, es la clave del buen momento que viven como equipo y que le permite aspirar a retos ilusionantes.

"No hay que olvidar que hace unos años estaba la cosa muy jodida. Yo llegué al filial, íbamos a ver al primer equipo, y estaba muy mal. No hay que correr. Estamos bien, pero queremos más. Hemos tenido un bache, pero aún así hemos sumado puntos. Ni estando mal hemos perdido", se reivindicó Aitor Ruibal, el comodín del Betis de Pellegrini.