Las mejores imágenes de un derbi andaluz de auténtico récord

Un derbi, tenga la tradición o la rivalidad que tenga, siempre es intenso. Y los Betis-Cádiz, por mucho que ambas instituciones se lleven a las mil maravillas, también lo son. El partido era de Alto Riesgo, pero no han trascendido incidentes. Incluso, decenas de aficionados burlaron la vigilancia policial y se sentaron entre hinchas verdiblancos sin problema ninguno. Como debe ser. Les delataban sus camisetas amarillas, perfectamente visibles en la distancia. La buena hora del encuentro, calor aparte, propició un récord de asistencia, porque los 56.087 espectadores congregados se quedan muy cerca del listón absoluto desde la reconstrucción de Gol Sur, que aconteció en la ida de las semifinales de Copa del Rey de la 18/19, con 57.123 personas 'acolapsando' La Palmera ante el Valencia.

El encuentro entre heliopolitanos y gaditanos fue carburando poco a poco, pasando de espeso en el primer tiempo a auténtica locura en la reanudación, con el anfitrión desatado y descosido en pos de una remontada que negó Conan Ledesma con dos paradones. El larguero había impedido antes un autogol de Bellerín que habría sido casi la sentencia, mientras que Guido Rodríguez empató a la media vuelta y pudo, al fin, dedicar una suerte que no le es habitual ni propicia, la de marcar, a su mujer, Guadalupe Ramón, que le dará en los próximos meses su segundo vástago. Tablas finales y pocos contentos. Algo más los visitantes, que quizás temieron por el punto sobre la bocina.

El caso es que, aparte de emoción y alternativas, la galería del derbi deja imágenes de bastante tensión. Algunos, como Fali, Iza Carcelén o Iván Alejo, jugaron la carta de la 22/23, cuando el 0-2, también con estreno anotador de Chris Ramos para el Cádiz, llegó tiros en el pie mediante de su anfitrión: autoexpulsión de un Sergio Canales ahora a miles de kilómetros, precisamente el día en que recibía el indulto desde los tribunales ordinarios; cables cruzados de Miranda que no le costaron la roja de milagro y que sí mandaron por anticipado a la caseta a Aitor Ruibal... El central amarillo trató de desquiciar a Pezzella con un empujón a destiempo, fingiendo un daño mayor en una entrada de otro rival... Alcaraz se las tuvo con Bellerín, que templó los nervios, mientras que Isco aguantó varias tarascadas sin revolverse.

Hasta Guido, con cuatro amarillas, se marchó con la satisfacción (doble) del deber cumplido y con la amenaza de suspensión aparcada, aunque volverá a estar en juego el jueves contra el Granada. De momento, el derbi de los rescoldos acaba sin nadie en la unidad de 'quemados' y con una solución intermedia que, si bien no impulsa a ninguno de los contendientes hacia puestos europeos, sí les deja en una zona templada (media-alta) de la clasificación a la espera de tardes mejores.