La victoria del Valencia de anoche en el partido aplazado contra el Granada ha incrementado la preocupación que se respira en el Benito Villamarín, pues ha perdido la séptima plaza que podría concederle el pasaporte para Europa, si bien todavía depende de sí mismo al tener pendiente un duelo directo en Mestalla contra los che.
Ahora mismo, sus opciones de repetir en el Viejo Continente dependen casi exclusivamente de lo que ocurrra en la final de la Copa del Rey de este sábado, en la que necesita que el Athletic se imponga al Mallorca para que la séptima posición permita viajar por Europa la temporada próxima. En el caso de ganar los baleares, solo será posible si da el salto a un sexto puesto que ahora mismo tiene a siete puntos.
En la planta noble del Betis saben que quedarse fuera del Viejo Continente será un duro revés económico que romperá las previsiones realizadas y obligará a activar un paquete de medidas de emergencia que afectarán considerablemente tanto a la plantilla heliopolitana como a la planificación de la campaña 24/25. Y es que no cumplir el objetivo generaría un desfase de 15 millones con respecto a lo proyectado, lo que provocaría un agujero económico que la directiva heliopolitana se verá obligado a compensar de alguna forma.
Ya de por si jugar la Conference League, competición por la que lucha ahora en vez de la Europa League, ya conlleva una pérdida de siete millones a tenor de las previsiones marcadas a principios de temporada, a lo que se suma el desfase de otros siete kilos por haber caído tan pronto en competición europea en este curso.
Este desbarajuste económico que se culminaría si finalmente no compite en el Viejo Continente la próxima campaña ha encendido las alarmas en el Benito Villmarín y forzado a preparar un plan alternativo que incluye recortes y la necesidad de hacer caja a toda costa. En este sentido, la gran solución para el Betis, como aclaró en la Ser el CEO heliopolitano, Ramón Alarcón, sería una gran venta que obviamente afectaría al plantel, pues supondría posiblemente la pérdida de un baluarte, pues los futbolistas 'prescindibles' difícilmente brindarían el rédito necesario, a menos que llegara una propuesta muy suculenta, por ejemplo, por Fekir, en la rampa de salida.
En esta situación, el Betis está obligado a escuchar ofertas por todos los jugadores y a no ser demasiado exigente en las operaciones para cuadrar las cuentas y poder acudir al mercado con garantías, en el que se enfrentaría otro problema la hora de fichar. Y es que estas medidas incluyen también un ajuste de salarios, tanto en la plantilla actual, lo que ya se ha puesto en marcha con renovaciones a la baja, como en las nuevas incorporaciones, lo que, obviamente, reduce su poder de negociación para convencer a los objetivos.
Más allá de estas restricciones en el apartado deportivo, Alarcón dejó claro que el agujero económico del club "hay que taparlo con la ampliación del capital".