No quería hacerse a la idea. Diego Lainez, que había contado con asiduidad en las convocatorias de Gerardo Martino hasta la fecha, se veía en el Mundial de Qatar, pese a que los rumores apuntaban desde hace semanas a que sería uno de los descartes del míster argentino, excepción hecha del lesionado de larga duración Tecatito Corona. Y así fue. El Tata cumplía su amenaza de dejar fuera de la magna cita a orillas del Golfo Pérsico al extremo, incluido de manera más o menos cruel en un montaje fotográfico que terminó siendo corregido. Quedaba por conocer la versión del propio atacante de Villahermosa, que aprovechó unas horas de descanso en la víspera del debut de México este martes contra Polonia para sincerarse acerca de su polémica exclusión y hacer (o no) la autocrítica que merecería tal giro de los acontecimientos, con su país dividido entre partidarios a muerte del canterano del Club América (pese a su falta de adaptación al fútbol europeo, tanto en España como en Portugal) y detractores.
"Gracias a todos por el cariño que siempre me muestran. Estoy seguro de que esto será una motivación más para mi carrera y (para) seguir en el camino tras mis sueños. No hay nada más bonito que representar a este país tan hermoso, y, siempre que tenga la oportunidad, lo seguiré haciendo con la misma ilusión del primer día. Los tiempos de Dios son perfectos. Todo mi apoyo para mis compañeros y amigos, que seguro nos harán sentir orgullosos a todos los mexicanos. Estamos con ustedes incondicionalmente. Vamos México", publicaba Lainez en sus redes sociales, pasando página después del revés que, seguramente, ha sido no acudir a su primer Mundial, aunque tiene apenas 22 años y, si confirma las expectativas generadas, tendrá más ocasiones de jugarlo.
Con contrato en el Real Betis hasta 2025, puesto que renovó justo antes de marcharse, al fin, cedido, después de varias ventanas de transferencias seguidas haciendo oídos sordos al interés de Levante, Cádiz, Rayo Vallecano, Celta o Alavés, el azteca se marchó esta campaña a préstamo al Sporting de Braga, que se guarda una opción de compra (por el 80% de sus derechos propiedad de los verdiblancos) cifrada en siete millones de euros. De momento, sigue sin rendir como se espera, acumulando un gol y dos asistencias (buenos números, en realidad) en poco más de 300 minutos oficiales con los rojiblancos, repartidos en diez ratitos, en parte por culpa de pequeñas lesiones y contingencias de carácter físico.