El día que Serra Ferrer negoció el fichaje de Chimy Ávila

El de Sa Pobla llegó a negociar la incorporación del argentino antes de salir del Benito Villamarín, pero, tras su adiós, el club se decantó por Borja Iglesias; cinco años después, Chimy recala en el Betis para sustuir al gallego

El día que Serra Ferrer negoció el fichaje de Chimy Ávila
Chimy Ávila, durante uno de sus primeros entrenamientos como bético. - Instagram: @chimy_avila
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 3 min lectura

El fútbol, como la vida, da muchas vueltas, y se producen situaciones realmente curiosas que en su momento resultan completamente impensables. Una de estas historias tiene como protagonistas al Betis y al Chimy Ávila, que parecían predestinados a unir sus caminos a tenor de un pasado y lejano en el que ya hubo un vínculo entre ellos que no terminó de fructificar.

Un lustro después, en circunstancias muy diferentes, el argentino han conseguido su deseo de vestir la elástica verdiblanca con su fichaje en la recta final del mercado invernal.

Y es que el rosarino ya estuvo en el radar de los heliopolitanos allá por 2019, cuando Lorenzo Serra Ferrer, todavía director deportivo heliopolitano, se fijó en el delantero y lo situó como una prioridad para potenciar el ataque para la 19/20. Un interés que fue más allá, pues en el mes de mayo se produjeron negociaciones entre el de Sa Pobla y los agentes del punta, Jorge Bilicich y Carlos Bilicich, en el Benito Villamarín, a donde volvieron recientemente para cerrar su llegada el último día del mercado.

Por entonces, Chimy Ávila militaba en el Huesca cedido por San Lorenzo y estaba llamando poderosamente la atención por su capacidad anotadora. De hecho, llegó a marcar 17 goles en su etapa en el Alcoraz y cuando el Betis llamó a su puerta sumaba un total de 10 en la 18/19. Lo cierto es que se avanzó en las conversaciones, pues el entorno del jugador veía con muy buenos ojos esta opción, pero, a principios de junio, se produjo la salida del Betis de Serra Ferrer, que no aceptó ocupar un nuevo cargo dentro de la reestructuración puesta en marcha por el club.

Su adiós congeló las operaciones abiertas por el balear y la dirección deportiva miró hacia otro lado para potenciar la vanguardia, más concretamente hacia Borja Iglesias, delantero español de moda en ese momento. Finalmente, el Betis cerró la incorporación del gallego procedente del Espanyol a cambio de 28 millones y Chimy Ávila fichó por Osasuna por 2,7 millones, el precio que le habría costado a los verdiblancos aproximadamente.

El destino ha querido que cinco años más tarde Chimy Ávila recale en el Benito Villamarín como sustituto de Borja Iglesias, que en su momento ocupó su lugar como fichaje verdiblanco. Ahora, evidentemente, ha supuesto un mayor desembolso que entonces tras rendir a alto nivel en Osasuna, con un montante de cuatro millones fijos más 0,7 en variables.