Que Dani Alves es un enamorado de Sevilla lo ha demostrado en multitud de ocasiones desde que se marchó en 2008. A lo largo de estos años ha regresado en numerosas ocasiones e, incluso, se especuló con un posible regreso al club de Nervión que no pasó del simple ofrecimiento.
El defensa internacional brasileño, que actualmente milita en el Pumas de México, ha sido más noticia en los últimos tiempos por sus controvertidas declaraciones y por sus apariciones que por sus partidos. No en vano, hace semanas que está eliminado en la Liga MX y está viviendo un periodo vacacional 'forzado' antes del Mundial de Qatar 2022.
Hace unas semanas hacía unas declaraciones que no debieron sentar muy bien en Barcelona, en las que alababa a Cristiano Ronaldo. "Me encanta Cristiano Ronaldo, ahora que no estoy en el Barça puedo decirlo", indicó el ex del Sevilla FC, que se dejó ver el pasado domingo junto a los aficionados madridistas viendo el Clásico en el Santiago Bernabéu. No es haya cambiado de camiseta, pero sí que no tiene ningún escrúpulo para relacionarse con el que tantos años ha sido su tradicional 'enemigo'.
Y ahora podría volver a 'vivir' esa experiencia, en ese caso en la capital hispalense. Verdugo del Real Betis durante algunos años, en los que vivió polémicas con los aficionados verdiblancos, podría acabar formando parte de su accionariado.
Según asegura el diario portugués Record, Dani Alves ya ha empezado a mirar al futuro y, entre los negocios que se estaría planteando, estaría el de comprar un club de fútbol. En este sentido, estaría interesado en invertir en el Amora Futebol Club, que actualmente juega en la Tercera división de Portugal.
Cercano a la capital lisboeta, el Amora se encuentra ahora mismo luchando por ocupar una de las plazas de ascenso a la Segunda lusa en un grupo que comanda el histórico Os Belenenses. El jugador brasileño formaría parte del grupo que adquiriría el 75% de las acciones del equipo portugués y estaría en sociedad con un grupo de inversores que también tienen acciones en Real Betis. En este caso, a través del empresario y accionista bético José María Gallego.
Una relación lejana, pero que le vincularía a un club al que siempre se ha enfrentado y en el que cada vez que ha podido no ha dudado en hacerle daño. Deportivamente hablando, claro.