Claudio Bravo llegó hace apenas dos años, pero ha dado muestras de su beticismo en contadas ocasiones hasta el punto de decir en una entrevista reciente con Canal Sur que, posiblemente, si no hubiera continuado en el Real Betis se habría retirado. Y que seguramente será lo que haga el día que deje de ser portero bético.
El meta internacional chileno acaba contrato a final de temporada, podría decirse que está a prueba en cada partido y que debe ganarse la continuidad, pero con paradas como la de Roma o como la que hizo hace una semana a Alex Fernández en Cádiz, no hay quien se atreva a no proponerle que, como poco, ataje un año más como verdiblanco.
Bravo realizaba esta semana una entrevista con The Players Tribune en la que tocaba algunos temas personales y repasaba su trayectoria. Y en la que daba muestras, sin sentirse obligado a ello, de lo mucho que está disfrutando esta etapa en el Betis.
"En Sevilla somos muy felices. Esta es mi tercera temporada en el Betis y voy a continuar mientras siga sintiéndome bien. Cuando no lo haga, seré el primero en decir que ha llegado el momento del retiro", aseguraba el portero verdiblanco, al que le preguntaron qué título es el más ilusión le había hecho y, aunque el entrevistador esperaba que le dijera que era la Champions League ganada con el Barça, Bravo tiene claro que el triunfo que más ha disfrutado ha sido la Copa con el Betis.
"El sentimiento es difícil de describir. Es como tu felicidad como futbolista y como padre se combinaran y multiplicaran", señala Bravo, para quien lo que hizo diferente ese título fue por le hecho de poder compartirlo con sus hijos. "Cuando gané títulos con el Barcelona, no todos tenían la noción de lo que estaba haciendo su padre. Mi hijo, Mateo, era muy chico y mi hija más pequeña, Emma, recién había nacido. En cambio, cuando estábamos dando la vuelta olímpica este año, todos mis hijos estaban ahí, y los cuatro sabían lo que significaba", indicaba un Bravo que ha ganado otros 26 títulos a lo largo de su carrera, pero ninguno está por encima de su familia: "Mi esposa, Carla, y nuestros cuatro hijos han sido siempre la parte más emocional de mi vida. El fútbol es mi trabajo, ellos son el resto. San Sebastián siempre será de nuestra segunda hija, Maite. Mi destacado de Barcelona nunca será un título, sino el nacimiento de Emma. Ellos son los que hacen que me sienta completo. Sin ellos, todo lo demás se derrumba".
El guardameta del Real Betis también valoró cómo fueron sus inicios y desveló un "héroe" que, posiblemente, permitió que luego tuviera la trayectoria que llevó a cabo y que fuera uno de los mejores deportistas chilenos de todos los tiempos. Se trata del entrenador que le lanzó en Colo Colo, Julio Rodríguez.
En este sentido, Claudio Bravo cuenta que, cuando tenía 15 años, cometió un grave error en un partido con el Colo Colo juvenil, que les costó no jugar un torneo en Europa, y, ante los rumores de que lo podrían despedir del Albo, Julio Rodríguez amenazó con renunciar a su cargo si esto sucedía. "Me sentí como el chivo expiatorio. Me señalaban todos, hasta los entrenadores. Me querían sacar del club. Pero hubo un técnico, Julio Rodríguez, que había trabajado mucho conmigo. Me había enseñado cómo jugar con los pies, justo como lo hice en el City. Estaba años adelantado. Y él dijo: “Si él se va, yo también”, les advirtió al club. No se fue y hoy es un ídolo en el Cacique, aunque hace ya tres lustros que dejó el plantel.
En este sentido, también destacó a Rodríguez como una pieza clave para que entonces practicara mucho y mejorar su juego con los pies, en un momento en el que a los porteros no se les pedía que sobresalieran en esa faceta. Curiosamente, es uno de su puntos fuertes, por los que ha podido jugar en algunos de los mejores clubes del mundo, que valoraban esa salida de balón que le ofrecía el tener un portero así.
Eso fue, precisamente, lo que Pep Guardiola vio en él para hacerlo su portero titular cuando llegó al Manchester City. “Fue un éxito por donde se lo mire. La gente dice que fue una primera temporada difícil, pero era un proceso de aprendizaje. Pep quería que yo contribuyera. Tenía que jugar corto, mostrarme para recibir el pase de vuelta. Si no había lugar a la izquierda, entonces yo iba a jugar a la derecha para comenzar desde ahí el ataque. Estábamos tratando de cambiar el juego”, señala Bravo, quien revela que Guardiola habló una vez con él y le dijo que, si quería, algún día podría ser también "un buen técnico".