El tobogán de emociones que está experimentando Sergio Canales es digno de estudio. El mediocampista del Real Betis despertó el orgullo dormido en los despachos del Benito Villamarín por la injusticia de tener que cumplir, varios meses más tarde de la supuesta afrenta, cuatro partidos de sanción por calificar tras el duelo ante el Valladolid de "premeditada" la decisión de Mateu Lahoz de expulsarle unas cuantas semanas antes en Cádiz. Una vez que se recuperó de su última lesión, el Comité de Competición le impuso cuatro partidos de castigo, cumpliendo el primero de ellos ante el Atlético de Madrid, pues Apelación no rebajó la pena y el TAD no concedió la cautelar. Alegando indefensión, la entidad respaldó a uno de sus capitanes acudiendo a la justicia ordinaria, que sí paralizó la ejecución de los tres duelos restantes hasta que el último peldaño de la jurisdicción deportiva fallase en firme sobre el fondo de la cuestión, lo que le permitió jugar frente a los amarillos en La Palmera, con tan mala suerte de ver otra roja polémica que le privó de estar ante el Espanyol. La nueva oleada de alegaciones y recursos tampoco prosperaron, al tiempo que el Tribunal Administrativo del Deporte se apresuró a zanjar el tema más antiguo y dejarlo como estaba, abriéndose ahora un debate: ¿siguen vigentes las medidas cautelares por lo civil o no?
Los compañeros de 'Al final de La Palmera' avanzaban que los servicios jurídicos de la entidad heliopolitana habían elevado una consulta a la RFEF para no incurrir este sábado en alineación indebida ante Osasuna, pero o bien la respuesta no ha llegado o ha sido ambigua. Bien es cierto que se trata, en cierta medida, de territorio inexplorado, porque el Betis es casi pionero en llegar tan lejos en los tribunales convencionales. Por si acaso, según confirman a ESTADIO Deportivo, se ha vuelto a presentar una solicitud formal al Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 4 de Madrid, que concedió la licencia inicialmente, para que se pronuncie ya no sobre la supuesta indefensión, sino sobre el fondo del asunto, que implica previsiblemente una alusión a un derecho fundamental como la libertad de expresión, por lo que podría tener un amplio recorrido (de meses, años incluso) hasta el Constitucional. De momento, en los despachos de La Palmera se cruza los dedos para que vuelva a primar la celeridad y se reafirmen las medidas cautelares hasta que el citado tribunal pueda analizar los argumentos de la defensa en profundidad, salvoconducto suficiente para seguir contando con Canales 'sine die'.
La hoja de ruta marcada en el Betis pasa por tener la confirmación oficial como muy tarde este viernes para que el cántabro pueda viajar a Pamplona. La estrategia a medio plazo pasa por que los tres partidos que restan por cumplirse, de tener que amortizarse, no se enjuguen esta campaña, sino ya la próxima, habida cuenta de la importancia del '10' en los planes de Manuel Pellegrini, máxime con la lesión de larga duración de Nabil Fekir. La semana pasada, su compañero Edgar González abogaba por arropar al mediocentro y hacerle olvidar esta vorágine de altos y bajos, lo que parece que ha ocurrido, multiplicándose las ganas del zurdo, que llegó a entrenarse, incluso, el pasado lunes con el filial mientras sus compañeros del primer equipo descansaban. Por otro lado, si el Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 4 no emite un fallo favorable a los deseos verdiblancos, los abogados del club entienden que sigue vigente la cautelarísima, aunque sería, claro, un riesgo que jugase el ex de Racing, Real Madrid, Valencia y Real Sociedad.
"Si se acuerdan medidas cautelares, éstas se mantienen mientras persista el peligro del daño para el solicitante de una resolución hasta que ésta se produzca. Si no hay medidas, la resolución que se produzca puede no surtir efectos. En el caso de Canales, imagino que, una vez que resolvió el TAD, tendrán que solicitarlas otra vez con similares argumentos. No conozco bien el asunto jurídicamente.En principio, lo lógico sería mantenerlas, pero el Tribunal puede examinar la apariencia de buen derecho; es decir, si el recurso puede o no prosperar", asevera un experto en la materia consultado por ESTADIO, en clara referencia a que en otras ocasiones se intenta alargar el proceso sin argumentos ni base jurídica. Este mismo profesional está de acuerdo con que "el planteamiento tendrá que basarse en cuestiones de infracción de derechos constitucionales".