Todos los clubes que no han podido vender por cantidades multimillonarias desde que estalló la pandemia, no sólo el Real Betis, se encuentran en apuros. Con los heliopolitanos concurre el problema añadido de que, al igual que el Sevilla FC u otros de ese segundo escalón en España, viven de esto, condicionan su crecimiento a los ingresos extraordinarios, por lo que resulta tremendamente meritorio que la flecha siga apuntando hacia arriba pese a que ese grifo lleva tiempo seco. A su favor está que ha fichado bien a coste cero y logrado mantener a sus 'pesos pesados', incluso renovarlos, pero del próximo verano no pasa que tenga que hacer caja si no desea reajustes en el tope salarial impuesto por LaLiga que mermen seriamente su potencial deportivo.
De esta forma, bajo el auspicio de Haro y Catalán, expertos a su llegada a la cúspide del consejo de administración en obtener plusvalías, se recaudaron más de 27 millones de euros en la 17/18 (la mayoría, 16,5 kilos, gracias al traspaso al Real Madrid de Dani Ceballos, pero también sumaron Piccini, Petros, Dani Pacheco, Jonas Martin, Pezzella...), 49,3 en la 18/19 (30 por Fabián, prácticamente 10 por Germán y otros picos por Durmisi, Adán y Sanabria), 72 en la 19/20 (Pau López, Junior, el préstamo de Lo Celso, Sergio León...) y casi 44 en la 20/21 (sobre todo, por la ejecución de la opción de compra por Gio), pero las ventas se redujeron a la mínima expresión en los dos ejercicios más recientes, donde el salto de Emerson al Barcelona e, inmediatamente, al Tottenham o el pase de Bartra al Trabzonspor han sido los únicos movimientos medio rentables.
Encima, el llamado mecanismo de solidaridad de la FIFA sí funciona rápidamente, pues se detraen las cantidades correspondientes a los clubes formados en cuanto se paga una operación, pero es bastante más lento el que reenvía a las cuentas correspondientes los montantes derivados de porcentajes o pluses que se reservan los vendedores y que luego reclaman cuando el futbolista en cuestión llega a un tercero. Durante la 21/22, el Betis no vio nada, por ejemplo, del 20% que le correspondía de los 15 kilos que pagó el Leeds al Barça por Junior y de los 25 que desembolsaron los 'Spurs' por el bueno de Royal. A una escala menor, le correspondían unos cientos de miles de euros por los títulos de Feddal con el Sporting Clube o la permanencia del Osasuna de Darko Brasanac. Hasta tal punto necesita recontar cada euro que, de llegar en los próximos meses, se aliviaría un problema de tesorería que, hay que insistir, precisará una gran venta antes del 1-S de 2023.
Con este escenario, muchas miradas se centran en Guido Rodríguez, cuyo contrato termina en 2024 y aún no ha ampliado, pese a que ABC desvela este viernes que ya hubo una toma de contacto con sus agentes antes del Mundial y que se sentarán a hablar de nuevo las partes en Navidades, a principios de enero a lo más tardar. Mundo Deportivo añade que será una especie de ultimátum bilateral, ya que, de no aunar posturas en pos de una renovación hasta, como mínimo, 2025, llegará la hora de estudiar las ofertas que lleguen. Ya se apuntó en estas líneas que el Betis solamente tiene el 70% de sus derechos, ya que pudo adquirir por unos 1,6 kilos otro 20% al disputar el pivote italo-argentino más de 100 partidos como verdiblanco, aunque no se consideró una inversión urgente, puesto que no llegaron por él propuestas fuera de mercado.
Con una tasación oficiosa de 28 millones de euros (según la web especializada 'Transfermarkt'), sólo por detrás de los 40 de Nabil Fekir, en La Palmera no se aceptará menos por su traspaso. Las malas lenguas dicen que el Atlético estaba dispuesto a poner 30 sobre la mesa, aunque tuvo que conformarse con el más veterano Witsel, que llegaba libre, al caerse la venta de Carrasco o Correa a la Premier. El Everton pujaría también a última hora de la anterior ventana de transferencias, aunque los números en que se movería esa operación solamente eran rentables para el canterano de River, que se sacrificó para seguir creciendo en la capital hispalense. Ahí, además, radica otro problema para que Guido sea la gran venta que precisa el Betis: si no es a un 'grande' (Madrid o Barça aquí, uno de los 'Big Six' de Inglaterra, uno de los súper 'Top' en la Serie A), el internacional albiceleste no ve motivo para dejar Heliópolis. Por eso, la otra gran parte de las miradas apuntan a Rui Silva o Luiz Felipe, que llegaron a coste cero y, con el 100% de los derechos en el bolsillo, dejarían una plusvalía jugosa.
Además, en la planta noble del Benito Villamarín están esperando en cualquier momento, casi seguro antes de que expire 2022, el laudo arbitral del TAD acerca de la denuncia del PSG por la venta de Lo Celso al Tottenham. Y es que los parisinos reclaman el 25% de la plusvalía de todo el proceso, que constó primero de un préstamo de 16 kilos y, luego, de un traspaso por 32. Entiende el Betis que, al igual que le ocurrió el verano anterior, cuando pagó tres millones por la cesión y luego ejecutó los 22 de la opción de compra, únicamente debe liquidar por la segunda cantidad, con lo que mandó a Nasser Al-Khelaïfi un tercio, quedando unos 2,6 millones en el aire. De ellos, más de uno y medio podría llegar del Nápoles, condenado en primera instancias en 2021 por la Cámara de Resolución de Disputas de la FIFA a aumentar la partida por derechos de formación de Fabián que correspondían a los andaluces, que también pillaron y esperan como agua de mayo por este mismo concepto el 4,5% de los 23+2 kilos que pagaron los franceses a los partenopeos por el zurdo.