Rejuvenecer la plantilla es un objetivo marcado a fuego en la agenda de Antonio Cordón. Las necesidades empiezan a cambiar y, si bien desde hace dos años se ha procurado mantener el bloque y dotarlo de experiencia para afrontar tres competiciones con garantías y liderazgo, la escasez de ingresos extraordinarios por traspasos, que han dejado la balanza muy descompensada, exige cambios. La media edad de los jugadores del Betis (28,8) es la más elevada de LaLiga, seguida de cerca por las de Cádiz (28,5), Sevilla (28,4), Elche (28) y Rayo Vallecano (28), según 'Transfermarkt', una realidad que se pretende subsanar, habida cuenta de que, como ya confesó Ángel Haro en su análisis del mercado estival, se ha detectado que el torneo más activo y generoso en sus dispendios, la Premier League, precisa de futbolistas con mayor proyección y capacidad de revalorización para llegar a las cifras necesarias.
Con todo, el 'lifting' puede salirle gratis a los verdiblancos, pero los movimientos previos al 'ingreso' en la clínica estética el próximo verano, preparando el terreno, deben ser casi perfectos. La competencia para colarse en la 'sala de operaciones' es inmensa. Y es que, 'jubilando' a los cinco que terminan contrato el 30 de junio de 2023 y a tres de los de 2024 (lo primero no exige ninguna negociación), el promedio de años se reduciría drásticamente, si bien cuenta igualmente la elección de los sustitutos, que seguirán mayoritariamente a partir de ahora un doble perfil: jugadores con bagaje en Europa, no necesariamente en España, que sean menores de 25 y veinteañeros que descollen en sus clubes, mejor si se trata de mercados emergentes como el brasileño o el argentino, cada vez más complicados a la hora de captar talento, aunque, como con Luiz Henrique y el Fluminense, se aprovechó la crisis financiera de la entidad tricolor para sacar al extremo a un precio muy ventajoso, algo impensable en las cinco grandes Ligas y casi en Europa.
En resumidas cuentas, la ventana perfecta en el inicio de la 23/24 para el Betis pasa por el adiós de Joaquín (que ya ha advertido que, como se clasifiquen para Champions, piensa posponer su retirada), Bravo, Guardado, Víctor Ruiz y Camarasa, más la negociación con Montoya, Loren y Paul para una despedida lo más lucrativa posible para todos. Y, en un mundo ideal, sus sustitutos serían el portero Iñaki Peña, los mediocentros Aouar y Dani Ceballos, más el lateral derecho Bellerín, todos ellos a coste cero, libres de polvo y paja. Raúl García, que se está saliendo en su cesión al Mirandés (cuatro goles y una asistencia en siete jornadas), podría ejercer de tercer delantero sin dudas. Faltarían un central, un pivote (Arambarri parece pintiparado, aunque se dice en los mentideros balompédicos que no termina en 2023, sino que renovó tres años más, aunque reduciéndose su cláusula a 16 kilos, pero el Getafe quiere a Paul y podría haber entendimiento ahí) y alguien de banda (de no ejercer el Braga la opción de compra de siete kilos, volvería Lainez).
Sólo con los cambios de piezas menos exigentes en gestiones y desembolsos, por supuesto advirtiendo que hará falta, al menos, una gran venta para cuadrar las cuentas y que los consejeros recuperen los 6,3 millones de euros que prestaron al club, la media de edad de la plantilla heliopolitana bajaría tres puntos, situándose en la otra mitad de la clasificación, más cerca del extremo contrario, ocupado ahora por Valencia, Real Sociedad, Almería, Barcelona o Girona. Lógicamente, desde la Luis del Sol tratarán de que sea un proceso medido, una evolución y no una revolución, ya que se pretende mantener la esencia de este vestuario, que ya tiene líderes también más cercanos a la treintena para suceder a los indiscutibles hasta la fecha, que rozaban o superaban la cuarentena.
Hablando de centrales, contando con que seguirán Luiz Felipe, Pezzella y Edgar, el cuarto debería ser alguien con proyección. Y el Betis ya ha detectado que la Félix Garreta es enorme. Deslumbró en el División de Honor y Aitor Martínez lo ha promocionado sin duda alguna. Ya comienza a brillar en Segunda RFEF, por lo que lo ha renovado hasta 2026. El ex de la Damm, que ya hizo la pretemporada a las órdenes de Pellegrini, encanta a los técnicos verdiblancos, empezando por los de cantera y terminando por el chileno. A sus 18 años, el catalán tiene bastante recorrido por delante antes de dar el salto definitivo al primer equipo y asentarse, pero tampoco se trataría de un movimiento descabellado. Lógicamente, la media de edad descendería drásticamente.