La efectividad en ambas áreas es un elemento trascendental en un duelo de la talla como el que el Real Betis mantuvo ante el FC Barcelona. Antes de que Muñiz Ruiz señalase el comienzo del choque con su silbato, las estadísticas ya aventajaban a los culés con una diferencia de goles positiva de +28, gracias a los 44 tantos a favor, por una diferencia negativa de los verdiblancos de -2. Con tan solo 16 goles a favor en 15 encuentros, los datos mostraban que el acierto de cara a portería de los de Manuel Pellegrini es una de las tareas pendientes en este curso.
Partiendo de que la estadística se corresponde con el colectivo, el nombre de Ez Abde resuena con fuerza, pese a que no se trata del ariete del equipo. En este sentido, no es la primera vez que una jugada del atacante marroquí pasa a la memoria visual de los béticos. En esta ocasión, corría el minuto 3’ de partido cuando el futbolista falló un mano a mano clamoroso con Iñaki Peña que privó a los locales de adelantarse en el marcador. En una jugada de superioridad numérica de efectivos béticos, con Chimy y Vítor Roque de escuderos, intentó buscar la esquina de la portería azulgrana, pero se topó con la mano del guardameta.
Un error, combinado con el cabezazo que erró en la segunda mitad o alguna otra ocasión que dispuso en sus botas para lograr ya el empate, que le convierte en el peor futbolista de las cinco grandes ligas en la disonancia entre la realidad y los goles esperados. En este sentido, tal y como publicó en su cuenta de X el compañero Fran Martínez, el futbolista presenta la peor diferencia entre los goles esperados (5,74) y los goles realmente anotados (1) esta temporada. Una diferencia total de -4’74 goles esperados.
A pesar de salir al césped con la mejor de las voluntades, trabajando sin balón en la banda donde Perraud trataba de defender las internadas de Lamine Yamal, poco a poco se fue desconectando del choque fruto de la desesperación. Desactivado durante gran parte del choque, venció en la mitad de los duelos que disputó aunque no logró ser diferencial en un partido que requería del brillo que demostró en el inicio de temporada. Mermado, se marchó al banquillo en el 86’. Pellegrini y el Betis le necesitan de vuelta.