645 días. Ese es el tiempo exacto que pasó Sandro Rosell en prisión preventiva al ser acusado de blanquear comisiones con la retransmisión de partidos de la selección brasileña de fútbol, así como a través de un contrato de esponsorización con Nike. Aunque la Audiencia Nacional acabó absolviéndole, el ex presidente del FC Barcelona permaneció cerca de dos años en la cárcel para pasar momentos realmente duros; tal y como ha narrado a Risto Mejide en el programa 'Viajando con Chester' de Cuatro.
Estando entre rejas y sin amigos, Rosell admite que tuvo suerte al encontrar a gente que le defendió, ya que es más de un momento temió por su integridad física. "Me amenazaron un par de veces, pero enseguida hubo compañeros salieron a defenderme. La realidad es que me iban a dar de hostias, primero por ser presidente del Barça y después por ser catalán. Me pasó una vez en Madrid y otra en Barcelona, pero las dos me protegieron sin que yo lo pidiese", comenta.
Pese a verse protegido por momentos, el ex dirigente culé admite que en un primer momento no pudo evitar sentirse hundido; tanto es así que por momentos afloraron una cantidad de lágrimas que ni siquiera recordaba llevar en su interior.
"El tabaco es siempre la moneda de cambio. La cárcel es gris y un poco rancia, pero a la vez es posible descubrir mucha humanidad. Se trata de un contraste constante de emociones, de colores, de tristezas, de risas incluso... Yo siempre he intentado ser una persona muy cerebral, ni siquiera recordaba haber llorado en toda mi vida y la verdad allí lloré varias veces y a moco tendido. Pasado un tiempo ya me encontraba mejor", recuerda.
Aunque por momentos parece rememorar algunos instantes en los que su estancia no fue tan mala, se reafirma a la hora de señalar que una cárcel es lo que es y que es inevitable tener miedo ante situaciones que se dan en la misa.
"En Soto del Real (Madrid) los presos colombianos fueron los que más me defendieron. Luego los trasladaron con los más famosos: Bárcenas, Rato, los políticos catalanes... Hay días en los que te acojonas. Uno le clavó un palo astillado a otro simplemente porque le debía una Coca-Cola", sentencia.
Lo que sí aprendió rápidamente Rosell es el motivo de que le diesen al entrar un paquete de condones y vaselina. Básicamente responde a una necesidad natural. "Hay mucha relación homosexual en la cárcel, pero incluso de gente que no es homosexual",concluye.