Orio Romeu afronta su segundo año de contrato en el Fútbol Club Barcelona con mucha incertidumbre. El centrocampista de Ulldecona regresaba a casa el verano pasado para reforzar la medular de Xavi Hernández tras un gran año en el Girona. A priori se esperaba que fuera un gran refuerzo y tuviera mucho protagonismo pero él mismo futbolista, en una entrevista en "L'Eclipsi" de 3Cat, ha confesado el calvario que ha vivido este año en el Barcelona.
Romeu ha reconocido que se ha preguntado "muchas veces" si acertó cambiando el Girona por el Barcelona y si lo volvería a hacer. "La respuesta es que sí. He tomado muchas decisiones y raramente volvería atrás y haría algo diferente. Te viene el Barça con una oferta sobre la mesa y te dicen que serás muy importante... Después aprendes si sale de una manera u otra, y crees lo mejor para ti, pero en ese momento es lo que hay", ha explicado.
Y es que la temporada comenzó bien para él, pero poco a poco fue desapareciendo de los onces titulares de Xavi, teniendo apenas un papel residual en las segundas partes... si es que jugaba. "El aspecto físico no es lo que me hubiera gustado y en el aspecto mental no he reaccionado como quería a los errores o las actuaciones individuales", ha dicho de forma autocrítica, lo que le llevó a darle muchas vueltas en su cabeza: "Sí, para bien y para mal. He sobrepasado un poco los pensamientos y le he dado demasiadas vueltas a la cabeza, más de las necesarias".
Quizás, el que se la haya puesto el peso de ser el sucesor de Sergio Busquets y tener que estar a su altura, ha sido una presión añadida: "Valoro mucho lo que ha hecho Busquets pero no vine con la intención de suplirle o de jugar a su nivel. Me exigía yo más a mí mismo de lo que decían fuera. Es el síndrome del impostor. Sí, me decía si no valgo para esto. Ya me lo decía en años anteriores... Hay épocas en que todo va más suelto y puedes acallar estos pensamientos negativos y este año me ha costado mas".
Sobre cómo ha sobrellevado el cambio de su rol de titular a suplente, Romeu ha explicado: "En el campo, la adrenalina es más alta y si perdía un partido no podía dormir. En el banquillo, intentaba situarme dentro mentalmente, como si estuviera en el campo, para cuando tuviese que entrar estar preparado porque dentro todo va a una velocidad descomunal".
Por último, sobre su futuro, Romeu ha confesado que está en el aire: "No sé dónde me veo. Lo que sé es que con 27 años pensaba que a los 32 o 33, me retiraría, pero sí que es verdad que ahora he encontrado rutinas que me han ayudado mucho y espero aguantar mucho más".