La salida de Joao Félix del Atlético de Madrid para jugar en el FC Barcelona ha sido uno de los culebrones del verano. No fue hasta el último día de mercado, el aún cercano viernes 1 de septiembre, cuando se certificó su cambio de equipo a través de una cesión sin opción de compra. Sin embargo, el hecho de que ya sea culé no ha enfriado el torbellino informativo que le rodea; es más, se ha visto más alimentado a través de una serie de renuncias que ha tenido que hacer para poder ver cumplido lo que hace semanas definió como un sueño: jugar en el Barça.
La primera de tales condiciones, y sin duda la que más ha llamado la atención, es el enorme recorte salarial que ha sufrido. Según informa Pedro Morata de la cadena Cope, el internacional luso ha renunciado a una cantidad que oscilaría entre los 9 y 10 millones de euros para aceptar irse a la Ciudad Condal ganando unos dos millones. Ese número se dividiría en los 400.000 euros brutos que le dará el Barcelona y los 1.6 que se embolsaría desde la parte colchonera. Tal requisito respondería directamente al límite salarial de ambas escuadras; si bien el Control Económico de la Liga podría entrar a valorar si es necesario variar el salario del jugador.
En segundo lugar, y no menos sorprendente, tenemos el hecho de que haya aceptado renovar por dos años más con el Atleti, sobre todo porque desde hace tiempo ha dejado claro por activa y por pasiva que no quiere volver a jugar en el Civitas Metropolitano. Esta condición responde directamente a una petición expresa de la escuadra colchonera, la cual solo le dejaba marchar al Barça si la aceptaba y hacía que la amortización de su fichaje se redujese notablemente.
Por último, y ligada plenamente a la anterior, tenemos que el salario estipulado en la renovación se encuentra por debajo del que tenía anteriormente firmado, por lo que al Atlético le ayuda una vez más para ver como su límite salarial se amplía no solo de cara al presente, sino también pensando en futuras ventanas del mercado de fichajes.
Que se haya llegado a ese punto para dejarle salir no ha sido una sorpresa. El Atlético abrió el verano diciendo a los interesados que quería 100 millones de euros por el joven internacional portugués. Su petición no solo no coló, sino que terminó por convertirse en una quimera cuando el futbolista dijo que solo quería jugar en el Barcelona. Fue entonces cuando los colchoneros buscaron otra manera de sacar rédito a su salida. Para el club ha sido algo así como buscar el mal menor. Con ellos no quería jugar (siempre tenía molestias) y dos días después de cerrar su marcha estaba disponible para Xavi Hernández... ¿Más claro? Imposible.