Joan Laporta fue el protagonista en la noche del pasado miércoles en el palco del estadio King Abdullah de Yeda donde se disputó la primera semifinal de la Supercopa de España. El conjunto de Hansi Flick consiguió pasar a la final tras vencer por cero a dos al Athletic Club gracias a los tantos de Gavi y Lamine Yamal, pero no fue de eso de lo que más se habló.
Justo en la previa del choque entre vascos y catalanes, el Barça conocía que el Consejo Superior de Deportes (CSD) le concedía la cautelar en el caso de las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor, lo que significa que ambos jugadores obtendrán su licencia de manera provisional hasta que se conozcan las alegaciones de LaLiga. En cualquier caso, Joan Laporta estalló de júbilo y se olvidó de que las cámaras de Esport 3, de Catalunya Televisió, estaban presentes. El presidente de la entidad blaugrana celebraba la decisión tomada por el CSD de una manera un tanto vulgar e improcedente en una figura de su calado. Laporta realizó un corte de mangas al aire, a la vez que abrazaba a Enric Masip, adjunto a la presidente culé.
Esas imágenes han dado la vuelta al mundo, pero es que el espectáculo de Laporta no quedó ahí. Poco después del final del encuentro, algunos medios de comunicación informaron que Laporta había continuado con el show en el palco del estadio, gritando “sinvergüenzas, cobardes y acojonados” a miembros de la Junta Directiva de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Ahora, al Joan Laporta le puede salir caro su comportamiento, pues la RFEF estudiará los hechos y verá si es procedente una inhabilitación para el presidente del FC Barcelona, tal y como apuntó Sport, algo parecido a lo que pasó con Luis Rubiales en el Mundial femenino de 2023, en el que celebró la victoria de las españolas con un gesto soez y vulgar con el que comenzó su debacle. Además, según informa Marca, el presidente de la RFEF, Rafael Louzán, ha mantenido una reunión con los equipos no profesionales presentes en Arabia Saudí y les ha pedido disculpas por la actuación y los gestos del máximo mandatario blaugrana, algo que calificó como “inadmisible”.
Los polémicos gestos de Joan Laporta en el estadio King Abdullah de Yeda son comparables a los que realizó el expresidente de la RFEF, Luis Rubiales, en el palco en el partido en el que la selección española femenina se proclamó campeona del mundo en el verano de 2023. Al expresidente granadino le pillaron las cámaras agarrándose sus genitales como parte de la celebración por el título obtenido. Luego, se defendió diciendo que era un gesto hacia el seleccionador en aquel momento, Jorge Vilda, algo que nadie se creyó, y que tampoco importaba. Nada justificaba que el máximo representante del fútbol español se dedique a hacer tales gestos en el palco de un estadio de fútbol, más si cabe cuando el combinado femenino acababa de hacer historia. El gesto de Rubiales empañó lo conseguido por las futbolistas españolas y comenzó toda la caída de la figura de Rubiales con el posterior caso de presunta agresión sexual con el beso no consentido a la delantera Hermoso.
Los gestos que realizó en el palco el día de la final del Mundial le trajeron una inhabilitación de tres años, confirmada por la Comisión de Apelación de la FIFA. Dicha sanción le impide al expresidente Rubiales ejercer ninguna actividad relacionada con el fútbol ni a nivel nacional ni internacional. Según el órgano que rige el fútbol internacional, "la conducta del Sr. Rubiales fue contraria a los principios consagrados en el artículo 13 del Código Disciplinario de la FIFA durante la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA y al término de esta".