La farsa continuidad de Xavi en el Barcelona

El técnico azulgrana ha dado marcha atrás y ha subrayado cinco razones por las que ha tomado dicha decisión. Pero el verdadero motivo es sólo uno y se ha hecho palpable con el paso de los días

Alberto GálvezAlberto Gálvez
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La farsa continuidad de Xavi en el Barcelona
Óscar Hernández, dialogando con su hermano Xavi. - CORDON PRESS

Bienvenidos al 'Farsa' de Xavi. Porque esto comienza a tener pinta ya de comedia de tinte satírico. Si con el famoso Caso Negreira fueron muchos barcelonistas los que no han sabido dónde meterse por la vergüenza que sintieron al conocer que el club pagaba dichos servicios al ya exvicepresidente del CTA, ahora con la marcha atrás de Xavi han vuelto a vivir un acontecimiento jamás recordado en un club tan grande como el Barcelona. Y menos, después de firmar el segundo año blanco de tres ejerciendo como técnico azulgrana.

¿Conocen el teorema del mono infinito? A mí me lo explicaron en su día en una fabulosa clase de filosofía y desde entonces no se me olvida que, con tiempo, todo se puede conseguir en esta vida. O casi todo. Dicha tesis afirma que un mono que pulsa al azar las teclas de un teclado durante una cantidad de tiempo infinito será capaz de teclear cualquier texto. Por ejemplo, El Quijote de Miguel de Cervantes.

Pues lo mismo parece pensar Joan Laporta con Xavi. Porque, desde luego, a ningún otro entrenador culé se le había consentido tanto antes y con tan pocos éxitos. Y menos aún, después de haber presentado su dimisión, de haber perdido las formas una y otra vez en el área técnica y de hablar de todo menos de fútbol en cada derrota en las distintas salas de prensa.

La jugada, una vez más, le ha salido mal al de Terrasa. Pensó que, con su decisión, liberaría a sus jugadores de la presión y causaría en ellos un espíritu de pena y enfurecimiento a la vez con el que poder conquistar algún título. Así, se marcharía por la puerta grande y con alguna que otra oferta interesante bajo el brazo. Pero no, después de ver que dicho efecto sólo duró unas semanas, ahora se ha arrepentido y ha rectificado por una razón que se puede simplificar con unas siglas: INEM.

Tras el enésimo varapalo europeo y la horrorosa campaña liguera donde aún pueden perder la segunda plaza y quedarse sin disputar la próxima Supercopa de España, sólo se escuchaban cantos de sirena del Ajax de Amsterdam como su posible nuevo destino. Y Xavi sabía perfectamente que ir a la Eredivisie (liga holandesa) suponía bajar uno o dos peldaños en cuanto a caché.

Cinco son las razones que ha dado para seguir al frente del equipo: la confianza de Laporta y la junta directiva; que los jugadores le han hecho ver que el proyecto debe continuar; que la estabilidad del club no ha terminado; la ilusión del barcelonismo; y que se ve con fuerzas.

Pues señor Xavi, le voy a decir lo primero que debe tener un entrenador para poder triunfar en un banquillo: palabra. Sin ella, un técnico está perdido. Y con su marcha atrás ha perdido la poca que le quedaba. No, no has sido un sabio por rectificar por mucho que diga el refrán. Para sabio el del teorema del mono, al que seguramente le acabe dando la razón si Laporta le convierte en su Ferguson.

Este año ha cavado su propia tumba como entrenador precisamente por faltar tantas veces a su palabra. Dijo que el estilo no se negociaba en el Barça y ha terminado renunciando a él, dijo que no hablaría más de los árbitros y ha terminado golpeando una y otra vez las protecciones de las cámaras de televisión o dirigiéndose a las mismas en pleno partido, dijo que se marcharía a final de la presente temporada y, finalmente, no lo hará.

Así no. Porque cuando usted le prometa cualquier recompensa al grupo o a un jugador en concreto o simplemente diga que los resultados llegarán con su método, no le creerán. Ni en Barcelona ni en Pekín. Entiendo que no quisiera usted perder el tren de su vida ejerciendo de entrenador en el equipo de su vida, pero sin una buena maleta preparada debía saber que un viaje tan importante como este sólo podía salir mal.

Ha tenido la oportunidad de bajarse con el tren parado para intentar iniciar una nueva aventura, pero lamentablemente lo tendrá que hacer con él en marcha la próxima temporada. Salvo que permitan que el mono siga entrenando hasta el infinito.