Con las dos tarjetas amarillas que Gavi recibió en el reciente enfrentamiento ante el Oporto en la Liga de Campeones, su recuento de cartulinas amarillas esta temporada se eleva a seis en diez partidos oficiales. Esta cifra, que promedia 0,6 tarjetas por partido, es notablemente más alta para un jugador en su posición. Comparada con su desempeño de la temporada pasada, en la que acumuló 15 tarjetas amarillas en 49 partidos con una media de 0,3 por partido, esta tendencia al alza es evidente.
El juego de Gavi está marcado por su energía, cualidad que aporta un componente esencial a su forma de entender el fútbol. Restringir estas características podría mermar su rendimiento y no sería beneficioso para su equipo. Sin embargo, es importante que el joven andaluz aprenda a evitar ciertas faltas tácticas o, al menos, modifique su forma de cometerlas. En comparación con otros jugadores experimentados en el arte de cometer faltas de manera sutil, como Sergio Busquets, las faltas de Gavi a veces son más evidentes, lo que pone en riesgo su relación con los árbitros y aumenta la probabilidad de ser amonestado.
Tanto en el Barcelona como en la Selección, Gavi ha recibido consejos para evitar situaciones como la que ocurrió contra el Oporto, que no solo lo dejarán fuera del próximo partido contra el Shakhtar, sino que también lo dejan al borde de una suspensión acumulativa. Es posible que, en la quinta jornada contra el Oporto, si el Barcelona ha asegurado su clasificación, Gavi pueda considerar la posibilidad de evitar tarjetas de cara a los octavos de final. Sin embargo, más allá de eso, este desafío puede ser un valioso aprendizaje de cara a los partidos cruciales.
La temporada pasada, Gavi se perdió un partido crucial contra el Manchester United en el play-off de acceso a los octavos de final de la Europa League debido a la acumulación de tarjetas amarillas, ya que vio la tercera amarilla en el partido de ida en el Camp Nou. Antes, había recibido amarillas contra el Inter de Milán en el Giuseppe Meazza y contra el Viktoria Plzen, esta última considerada evitable ya que ocurrió en la última jornada de la fase de grupos, cuando el Barcelona ya estaba clasificado.
A medida que continúa desarrollándose como futbolista, encontrar el equilibrio entre su estilo de juego enérgico y la disciplina necesaria para evitar acumular tarjetas será fundamental para su éxito a largo plazo.