El Barcelona, tras despedirse de LaLiga EA Sports, caer eliminado estrepitosamente de la Champions League ante un PSG que hizo con los de Xavi Hernández lo que quiso y con el propio Xavi entre que se queda y no, es un auténtico polvorín. Los culés han vivido varios momentos en la temporada que aún está por concluir. La euforia inicial e ilusión con Xavi, el desasosiego ante la falta de buenos resultados, el repunte que coincidió cuando el técnico dijo que se iría al final de campaña y la debacle final de todo el grupo que ha terminado con los barcelonistas sin poder optar a ningún título.
El Barcelona aún tiene pendiente quedarse con la segunda plaza que le permitiría jugar la próxima campaña la Supercopa de España. Los de Xavi Hernández disputarán el próximo lunes su encuentro de la jornada 35 ante la Real Sociedad en Montjuic.
Los culés, en caso de triunfo recuperarían la segunda plaza en detrimento del Girona que empató éste pasado viernes ante el Deportivo Alavés. El premio de la segunda plaza se considera muy menor pero visto con perspectiva, la próxima temporada daría la posibilidad a los culés de ganar un título que tiene un recorrido muy corto al decidirse en 2 encuentros.
El diario Sport adelanta que en el vestuario del Barcelona no se están viviendo buenos momentos en lo que a ánimo y motivación se refiere. Así, se comenta que los jugadores están tristes y fatigados mentalmente debido a que ni ganando todo lo que les queda, mejorarían las sensaciones de lo que ha sido una campaña para olvidar donde para colmo, su máximo rival, el Real Madrid, ha ganado con holgura LaLiga EA Sports y es finalista de la Champions League. El diario citado anteriormente apunta a que desde el vestuario del Barcelona se pide: "Que acabe esto ya...". Sensación inequívoca de que la conexión de los jugadores con lo que queda pende de un hilo.
El Barcelona vio como tras quedar apeado de la Champions League y despedirse de LaLiga EA Sports en el Bernabéu, los problemas internos en el vestuario empezaban a aflorar y estos se vieron reflejados en el cruce de declaraciones que tuvieron Gündogan y Araújo. Además, tras la derrota ante el Girona, las caras en la puerta del vestuario de Joan Laporta, entre otros, mostraban un evidente enfado de los máximos dirigentes del conjunto culé. El grupo se ha diluido y no hay más que pequeños grupos. Esto lo que provoca que el sentimiento de equipo sea inexistente.