El FC Barcelona cayó este pasado sábado por 4-2 en su visita al CA Osasuna y, de esta forma, encajó su primera derrota de la temporada en LaLiga -antes perdió en Monaco en la primera jornada de la Champions League- rompiendo un inmaculado parcial de 21 puntos de 21 posibles. No obstante, más allá de una necesaria lectura crítica por la goleada que merece ser comedida, el encuentro en El Sadar resultó especialmente negativo para el olvidado Ansu Fati, quien se llevó el enésimo palo en lo que va de este curso en el que tanto está trabajando para recuperarse físicamente y en el que, a priori, contaba con la confianza de Hansi Flick.
Ansu Fati volvió de capa caída de su poco edificante cesión en el Brighton & Hove Albion inglés, donde fue de más a menos hasta que una lesión muscular le convirtió en actor secundario e incluso en simple extra. A su vuelta al Barcelona todos los dedos le señalaban la puerta de salida debido a sus dos handicaps: una ficha muy jugosa que corresponde a su espectacular irrupción en una realidad económica inasumible a día de hoy y un preocupante historial de antecedentes médicos que sitúa en más de 600 los días que ha estado de baja en su aún corta carrera. Él apostó por trabajar en silencio para recuperarse bien y se encontró con la opinión favorable de Flick, consciente ya de que no llegarían refuerzos; pero una nueva lesión -fascitis plantar- le obligó a parar otra vez, dejándole sin pretemporada y complicando aún más su presente como culé tras un verano en el que sonó con fuerza para volver al Sevilla FC. Ése era y es el gran deseo de su padre, aunque en Nervión no tienen para pagar ni un tercio de su ficha.
Desde su recuperación, las noticias que filtran desde 'Can Barça' no paran de hablar de su encomiable esfuerzo para estar al cien por cien, de lo mucho que supuestamente le gusta a Hansi Flick y de la inminente oportunidad que iba a recibir para asaltar el once titular del técnico alemán. Sin embargo, a día de hoy sólo suma 2 minutos de juego entre los nueve partidos oficiales disputados hasta la fecha entre LaLiga y la Champions. De hecho, en el campeonato nacional ni siquiera se ha estrenado en esta 24/25 y esos dos pírricos minutos fueron en el Luis II de Mónaco cuando el cuadro azulgrana perdía por 2-1 con un jugador menos y apenas atacaba. Casi ni tocó el balón. Prácticamente no tuvo tiempo ni de romper a sudar.
Todo ello, en un Barça en el que no llegó el fichaje deseado para el costado zurdo del ataque. El club no pagó la cláusula de rescisión de Nico Williams, no hizo movimiento alguno por los alocados rumores con Raphael Leao o Luis Díaz y ni siquiera intentó retener al cedido Joao Félix. Por si fuera poco, encima están lesionados Dani Olmo y Fermín López. Es más, Ferran Torres se empeña en mostrar su peor versión a pesar de que Flick no para de darle oportunidades. Así, puede decirse que el enrachado Raphinha es el único competidor real de Ansu Fati, quien no consigue jugar ni siquiera cuando el entrenador culé decide darle descanso al brasileño y a Lamine Yamal. El último en adelantarle ha sido el joven Pau Víctor, titular en El Sadar, lo que sigue empujándole a una salida en el próximo mercado invernal.
Este pasado sábado en Pamplona, Ansu Fati vivió un momento aún más cruel, ya que fue llamado para que dejase de calentar y se quitó el peto... para volver a sentarse en el banquillo cuando por fin estaba a punto de entrar al terreno de juego por primera vez en esta Liga. En un partido nefasto del Barça, Flick apostó primero por darle entrada a los mencionados Raphinha y Lamine Yamal en lugar de los jóvenes Pablo Torre y Pau Víctor en el 59'. La segunda ventana la gastó con Balde y Marc Casado por Gerard Martín y Robert Lewandowski.
De manera incomprensible, Ferran Torres seguía en el campo y, a priori, ése iba a ser el último movimiento en el postrero minuto 85 (con 4-1 en el marcador). Sin embargo, con el '10' preparado para debutar, Sergi Domínguez se lesionó y el entrenador tuvo que pedirle que se sentase de nuevo en el banquillo para dar paso a Héctor Fort. Tercer partido seguido sin minutos a pesar de ser un duelo de muchas rotaciones. Otro día será.