Diego Simeone se niega a todo. Esa es la base por la que empezó a funcionar como nunca el Atlético de Madrid –dos ligas no engañan– y también la que ha condenado al propio equipo con el 'Cholo' como ejecutor. Porque sí, es una figura sin la que no se puede entender a la entidad colchonera y seguro que la más importante del siglo XXI para ellos, pero de igual modo hace gala de un inmovilismo, de una serie de leyes escritas a base de sudor y lágrimas que han hecho que el Atleti sea lo que es, para bien y para mal: un equipo venido a menos al que se le presupone mucho más de lo que propone.
"Lo del Atlético de Madrid no sorprende nada. Lleva todo el año igual. Cuando juega fuera de casa es un equipo muy ramplón que siempre está esperando su oportunidad", comentábamos en el último programa de 'La Prórroga de Estadio Deportivo'. Y es que así. Simeone parece decantarse por no hacer nada, por esperar a que las cosas se arreglen sin motivo. Se niega a aprender y se niega a rectificar. Porque sí, el partido que se vio el pasado domingo en el Benito Villamarín ante el Real Betis es el que llevamos viendo toda la temporada a domicilio; y aunque se escuchen excusas –porque las hay–, todas caen al ritmo que en Manchester están contando los más de 90 millones de euros que los colchoneros han desembolsado por Julián Álvarez.
Si algo tenemos claro y no ahora, sino hace bastante tiempo, es que Simeone no va a cambiar. Pese a contar desde hace años con un ramillete de estrellas mundial –de la portería al delantero–, el técnico argentino está empeñado en el esfuerzo y el trabajo como armas de un equipo que debe igualar a los rivales en eso, pero imponerse en otras muchas cosas. Su fútbol es lo más cercano que hay a una renuncia constante a ganar por méritos propios.
"Entiendo a la gente que defiende a Simeone porque históricamente va a ser el mejor técnico del club, pero hay que exigirle mucho más. No puedes decir esto es lo que hay. Te has gastado 90 millones en un delantero, tienes a Griezmann, a De Paul... Tienes muchos futbolistas para jugar mucho mejor y plantear los partidos a imponerte tú y no esperar a que el rival de proponga siempre", señalábamos en otro extracto de 'La Prórroga'.
Y hay más, porque si por un lado hablamos de inmovilismo de espíritu, por otro hablamos de auténticas locuras tácticas. El 'Cholo' parece empeñado en encontrar la salida por un camino que no existe y eso le lleva a mover las piezas sin demasiado sentido. Ha cogido como costumbre recolocar a jugadores en el campo y a hacer sustituciones durante los propios partidos que no van a ninguna parte. Tiene claro que darlo todo es esencial para su filosofía, pero ahí se ha quedado anclado y sin respuestas para un plantel que exige otro tipo de mando.
Puede ser. Todos podemos entender que Simeone es un seguro de vida, un técnico que ha puesto el suelo del Atlético en la disputa año tras año de la Champions League y que, por tanto, ha convertido un club que vivía en una montaña rusa en otro fiable, pero a este paso los madrileños esperarán a que el barco se hunda para intentar sacarlo a flote. Ya van varias temporadas amagando con el fracaso y en el presente han cogido el mismo rumbo. Simeone fue una enorme solución y hoy puede ser una gran condena.