Parón balsámico para un Atlético de Madrid en un momento muy complicado. A Simeone se le acaban las excusas, por más que el argentino defienda que "los números son buenos" y que siguen "trabajando en nuestra liga". La suya, que sobre el papel y el presupuesto es la misma que la del Barcelona y el Real Madrid, aunque el Cholo se empeñe en salirse públicamente cuando no le interesa.
Cuatro goles en los últimos cinco partidos jugados, pocas ocasiones y cero creatividad y un bajo nivel en ataque. Un Atlético Madrid que este verano se ha gastado una auténtica millonada en futbolistas como Julián Álvarez o Sorloth, segundo máximo goleador del curso pasado.
Al equipo de Simeone le falta fútbol y sensaciones. El calendario no ha ayudado: Valencia, Leipzig, Rayo, Celta, Real Madrid, Benfica y Real Sociedad han sido los rivales colchoneros en 22 partidos. Dos victorias en las dos primeras citas y luego una caída sostenida hasta nuestros días. Lejos del Metropolitano cuesta especialmente, siendo cuando de los últimos cinco partidos como visitante y ganando tan sólo uno de ellos; en Vigo, ante el Celta.
Los de Simeone no pierden en LaLiga, pero suman cinco empates y así es imposible mantener el ritmo en su liga. Sí, la del Real Madrid y la del Barcelona, que está siete puntos por encima, mientras los merengues lo hacen a cuatro.
Tiene mucha plancha Simeone, al que se le acaban las excusas. Tiene que encontrar a Sorloth, que es un sombra del que fue el curso pasado, y acomodar a Julián Álvarez, que no deja de intentarlo aunque no se acaba de encontrar desde la izquierda. Justo lo mismo que Gallagher, quien necesita jugar más cerca del área contraria y con menos carga de trabajo a la hora de sacar el balón jugado.
Leganés, Lille, Betis, Las Palmas, PSG y Mallorca esperan al Cholo a la vuelta del parón. Un calendario menos exigente a priori y en el que el Metropolitano jugará a favor. Hace falta un cambio de timón, pues la parroquia colchonera y el Cholo, hoy por hoy, están cada vez más lejos. Ahora, dos semanas por delante para poner los pies en el suelo, analizar y sacar conclusiones. Tiempo sin competir que permita al grupo adquirir ciertos automatismos y cuestiones que faltan; aspectos que el frenético inicio de curso no se lo ha permitido a un conjunto con hasta ocho cambios en su base.