Koke es un jugador para la historia en el Atlético de Madrid. El vallecano, futbolista con más partidos disputados del cuadro colchonero, quiere seguir creciendo en la entidad del Metropolitano, que necesita dar un notable paso hacia delante cuanto antes. El paso del tiempo ha evidenciado que el que fuera internacional con la selección española sigue siendo un pilar para su entrenador, Diego Pablo Simeone, que no concibe su once sin él. En el club desde la infancia, el mediocampista tiene claro qué partido repetiría, en el caso de que se pudiera.
En el Marca Sport Weekend, una de las cuestiones más interesantes que repasó el capitán del Atlético de Madrid fue si había algún encuentro que repetiría. Su respuesta, a buen seguro, no dejará a nadie indiferente. “Buena pregunta. Yo creo que la final de Milán, la que perdimos (el duelo en el que se perdió la Champions de 2016, en la tanda de penaltis ante el Real Madrid, su eterno rival).
"De ese niño queda esa felicidad cuando va a jugar cada partido, entrenar y aprender. Cuando me pongo la camiseta del Atlético, no hay otra cosa. Lo que queda es el haber jugado en el Calderón y ahora en el Metropolitano, la ilusión y felicidad de ponerme cada día la camiseta del Atlético de Madrid. Tenía seis añitos cuando empecé en el Amorós, tengo 32... pues imagínate".
Esta es otra de las cuestiones más interesantes que se pueden extraer de la charla con el capitán colchonero, uno de los referentes para su afición. "La semifinal de Champions cuando ganamos al Madrid en el Calderón fue muy especial, define lo que es el Atlético y el sentimiento de la gente con el Atlético. La semifinal de Múnich... el Atlético es trabajo y sacrificio".
"El día del Camp Nou pensaba que estaba metido en el FIFA. Eran muchos nervios. Me tocó salir y disfrutar de esos minutos. LaLiga del Camp Nou fue la guinda muy bonita a una generación de ensueño tras tantos años sin ganar la Liga, estar en Segunda... Estaban Messi y Cristiano en el Barcelona y el Real Madrid, imagínate el nivel que había. Siempre son los rivales a batir".
"Confió en mí desde el primer día, me ha ayudado en todo lo que me tenía que ayudar, yo he dado todo lo que podía y es una relación, futbolísticamente, de padre e hijo. Soy el capitán y él entrenador, solo con mirarnos sabemos lo que quiere uno del otro, pero es cierto que marcamos las distancias, debe ser así y es importante para el grupo. Tuve la posibilidad de venir cedido o firmado y el míster me dijo que no, que iba a tener minutos y luego era ganármelos".