El Atlético de Madrid venció ayer en su compromiso liguero al Villarreal por 1-2. La visita a La Cerámica era toda una prueba para el equipo de Simeone, que tenía que aprovechar la derrota del Athletic Club en el Santiago Bernabéu para poder recuperar el cuarto puesto que los vascos le habían arrebatado en estas últimas jornadas ligueras. En un partido que comenzó con el equipo madrileño dominando mucho el balón y llegando por oleadas a la meta del rival, el 1-0 en los primeros minutos de encuentro parecía poco con respecto a las oportunidades que podrían haberse creado de no ser por Jörgensen, quien estuvo especialmente acertado bajo palos, sacando una ocasión clarísima de Marcos Llorente. Sin embargo, perdonar tantos goles y replegarse en bloque bajo permitió que el Villarreal se creciera y consiguiera empatar el partido gracias a un gol de Sørloth , quien está en plena pelea por el pichichi.
Fue en ese momento, en los minutos finales del segundo tiempo, cuando el técnico argentino tuvo que mover el banquillo para encontrar la solución y poder ponerse de nuevo por delante en el marcador. Ese jugador fue Saúl, quien había sido desestimado durante unas temporadas por estar por debajo del nivel que había mostrado anteriormente el mediocentro español, y ahora está luchando por volver a encontrar ese fútbol que lo llevó a lo más alto como uno de los mejores mediocentros del momento. Así, en el minuto 84, con la entrada de Saúl al campo, todo cambió. Una jugada por el lado derecho, tras un toque espectacular de Azpilicueta, dejó un balón franco en la frontal del área, donde el talentoso zurdo sacó el interior de su bota para poner el balón lejos del portero sueco y poner por delante a su equipo.
Fue en este momento cuando todo estalló. El ilicitano, liberando toda la rabia acumulada durante estos meses por no poder rendir como él quería, fijó la mirada en el banquillo del Atlético de Madrid, buscando un culpable de la frustración que había estado sufriendo todo este tiempo. Sus compañeros, específicamente Marcos Llorente, Azpilicueta, Morata y Correa, le taparon la cara, evitando que las cámaras captaran la mirada desafiante del jugador. Sin embargo, cuando el jugador se disponía a abandonar el estadio y varios periodistas le preguntaban sobre lo sucedido en el festejo del gol, la reacción del jugador fue reírse, negándose a responder. A pesar de eso, durante las preguntas clásicas del postpartido, Simeone fue muy claro con respecto a la situación del jugador y su opinión sobre él: “Saúl es un chico que siempre ha mantenido el ánimo de trabajar, nunca se ha quejado, ha intentado ayudar al club y al equipo, ha jugado mucho, ahora un poco menos, pero siempre tengo presente su capacidad, porque la tiene. Lo he puesto un montón de veces porque creo en él, es un jugador importante".