La historia de Gabriel Paulista es, como poco, curiosa. Es raro que un equipo grande como el Valencia CF decida desprenderse de un central que es titular indiscutible para Rubén Baraja e incluso asiduo con el brazalete de capitán en el mercado de enero, a mitad de temporada, en plena lucha por volver a Europa y sin contratar a un sustituto. Más extraño aún resulta que le rescinda el contrato -para evitar su renovación automática ahorrándose su alto salario- y que le dé la carta de libertad para regalárselo al Atlético de Madrid. Completa la rocambolesca historia que llegue al conjunto colchonero avalado por el Cholo Simeone y que, en la temporada que más goles han encajado los rojiblancos en los 12 cursos con el argentino, el hispano-brasileño no cuente en absoluto y acumule dos meses totalmente inédito, pintando de improbable su continuidad en el Metropolitano cuando el próximo 30 de junio acaben los seis meses que firmó.
Pese a la salida invernal de Çaglar Söyüncü (un bumerán para el Cholo), en el peor año de Stefan Savic, con José María Giménez y el polivalente César Azpilicueta encadenando lesiones, con Mario Hermoso más fuera que dentro del Atlético y con un mediocentro reconvertido como Axel Witsel como mejor argumento defensivo. En este contexto, del todo mejorable, un jugador de la dilatada experiencia de Gabriel Paulista no ha tenido ni un solo minuto en los cuatro choques de Champions League frente al Inter de Milán y el Borussia de Dortmund y ha visto desde el banquillo las últimas siete jornadas de LaLiga ante Barça, Villarreal, Girona, Alavés, Athletic, Mallorca y Celta.
Gabriel, que llegó a sonar como candidato a la selección española por su doble nacionalidad, sólo ha participado en cuatro de 18 partidos y permanece inédito desde que el 9 de marzo jugase los 90 minutos en el desastroso partido en el Nuevo Mirandilla de Cádiz. Ese día jugó sumó su tercera titularidad consecutiva, pues también venía de completar citas ante Betis y Almería, así como otra ante el Sevilla, con una breve baja por lesión ante la UD Las Palmas. En Valencia ya tuvo recurrentes ausencias por motivos físicos, pero en el Atlético sólo se perdió ese encuentro por molestias. En los últimos dos meses encadena nueve partidos seguidos sin jugar a los que suman dos suplencias seguidas nada más llegar (Rayo y Real Madrid).
Se puede decir que el fichaje a coste cero de Paulista por el Atlético ha sido meramente testimonial, pues no entra en los planes de intensa remodelación defensiva que el cuadro madrileño prepara para la próxima temporada, sólo ha jugado los cuatro partidos ya mencionados y muchos aficionados casi ni se acuerda de que está ahí. En descarga del ex del Valencia CF, cabe resaltar que no es un caso exclusivo, sino un mal que comparte con el otro refuerzo invernal.
Arthur Veermeren no juega ni un minuto desde el mismo 9 de marzo en Cádiz. Costó 18 millones de euros fichar al centrocampista belga del Royal Amberes, con el que lo estaba jugando todo, pero sólo suma 83' en tres pírricos partidos como rojiblanco. En su caso, con sólo 19 años y contrato en vigor hasta 2030, al menos se entiende que es un refuerzo de futuro y que estos seis meses de ostracismo al menos le servirán como aclimatación a una nueva liga, a un nuevo país y a la filosofía cholista. Con Gabriel Paulista, en cambio, es todo muchísimo más extraño.