El Athletic Club sigue buscando la manera de reforzar su plantilla antes del cierre del mercado estival de fichajes y, al margen de la recurrente opción de Aimar Oroz, el puesto que más miradas acapara es el de central. Han sonado Unai Núñez, Hugo Guillamón, Aymeric Laporte e incluso Iñigo Martínez, pero en Bilbao tienen muy claro que no cometerán locuras a pesar de que Ernesto Valverde dejó claro antes de irse de vacaciones que aguantar otro año con sólo tres efectivos es "jugar con fuego". Si se pone a tiro una buena opción, Mikel González irá a por ella. De lo contrario, la alternativa es confiar en Lezama (Egiluz, Duñabeitia, De Luis...) y en la polivalencia de lo que hay en casa (Lekue, Mikel Vesga o Beñat Prados). Es más, a buen seguro no existiría ni la duda de no ser por el hecho de que Dani Vivian y Aitor Paredes afrontaron gran parte de la 23/24 en solitario ante los enésimos problemas físicos de un Yeray Álvarez que ha admitido que incluso se ha planteado dejar el fútbol ante sus repetitivos problemas físicos. En la 24/25 ha comenzado con los mismos temores, pero con ilusiones renovadas para la búsqueda de la necesaria confianza.
"El año pasado fue el mejor y el peor de mi carrera", asegura Yeray en una expresiva entrevista concedida a Mundo Deportivo Bizkaia, en la que recuerda la conquista de la Copa del Rey que permitió sacar a navegar la Gabarra y sus constantes lesiones como la cima y la sima de una temporada. El de Barakaldo, de 29 años, reconoce que llegó a sentir unas profundas dudas existenciales acerca de si realmente le merecía la pena soportar tanto sufrimiento de verse fuera del equipo y de vivir atrapado en un bucle que una y otra vez le obliga a parar cuando por fin está cerca de alcanzar un estado de forma y un ritmo competitivo óptimos.
"Tuve un montón de lesiones, cinco o seis, al final todas no salieron porque no se han visto. Fue complicado. El hecho de entrenar, de prepararte físicamente para volver a estar al nivel de tus compañeros o de poder entrar en algún partido y volver a lesionarte, te lastra. Y hasta cinco veces, pues se me hizo complicado", señala el '5' del Athletic, que en este inicio de curso se siente más fuerte mentalmente y con ilusión para lo que viene: "Entrenar y jugar con miedo a lesionarse es lo peor que puede sentir un futbolista. Por suerte, creo que soy capaz de llevar mentalmente un poco mejor el día a día, pero es complicado que no te afecte, la verdad. Fue una temporada dura, pero tuve la suerte de que al final se logró todo lo que se logró y eso te hace evadirte un poco de tu realidad".
"Me ha tocado pasar muchos malos ratos. A nivel físico, de intentar estar con el equipo, de cuidarte, de entrenar, de iniciar tratamientos, de pasar por un montón de historias y de ver que no se arregla, que no eres capaz. Te operas y te vuelves a lesionar; te vuelves a operar y te vuelves a lesionar... Son momentos complicados, de incertidumbre y al final acabas harto". "Una vez que te lesionas tantas veces, estás continuamente pensando '¿Y si le pego y me vuelvo a romper?'. Así no disfrutas, no juegas bien, ni estás bien. Esta temporada hemos empezado desde cero y me he encontrado bien físicamente. Ahora me queda coger un poco más de confianza porque al final he estado un año jugando muy poco", confiesa Yeray, ilusionado pese a todo con esta 24/25.
"Hay exigencia porque es duro tener que jugar el jueves en Europa y el fin de semana en LaLiga, sabiendo que hay que sumar de tres en tres porque este año queremos volver a estar ahí arriba", resalta, poniendo el listón alto y recordando que el inicio de curso marcará la hoja de ruta: "Ahora vienen tres partidos súper complicados con Barça, Valencia y Atlético; ahí va estar la dirección que queremos tomar". "A los jóvenes que subían al primer equipo les venimos comentando hace tiempo lo bonito que es viajar por Europa. Es algo super chulo, pero no hay que olvidarse de que lo más importante es competir", argumenta Yeray, quien precisamente se estrenó con el Athletic en un duelo de Europa League contra el Sassuolo en 2016.