Una semana queda para que el Athletic dispute una nueva final de la Copa del Rey en su larga y amorosa historia con dicha competición. La famosa Gabarra ya tiene su ruta preparada como siempre, con sus acompañantes y sus horarios planificados para surcar las aguas de la Ría el jueves 11 de abril a partir de las 16:30 horas, desde el Marítimo del Abra de Getxo hasta el puente del Ayuntamiento de Bilbao.
Sin embargo, una nueva amenaza ha surgido en las últimas horas para los bilbaínos que les podría aguar la fiesta una vez más. Y se trata de una figura que estará, salvo contratiempo de última hora, sobre el césped del Estadio Olímpico de La Cartuja, en Sevilla. Concretamente, el guardameta 'suplente' del Mallorca, Dominik Greif.
En Mestalla frente al Valencia ha disputado sus primeros minutos en LaLiga EA Sports y ha firmado un auténtico partidazo, siendo clave para los bermellones en varias acciones del partido. Javier Aguirre le quería tener engrasado para el día 6 de abril y no se lo pensó. Decidió confiar en el portero eslovaco también para intentar sacar algo positivo de tierras valencianas y lo consiguió gracias a sus intervenciones. Una de ellas, en la falta botada por Pepelu, para enmarcar.
Y al finalizar el encuentro, el técnico mallorquinista relató la historia y el calvario que ha vivido su pupilo, así como confesó que ahora se encuentra en estado de gracia: "En Liga no lo había puesto ni un minuto, es un chico que merece. Cuando llegué estaba liquidado, estaba cojo, se iba a su país a infiltrarse, no hablaba ni una palabra de español y no sabíamos qué hacer con él. A base de todo tipo de terapia lo rescatamos. Habla castellano, hace bromas, es un portero en toda regla y merece jugar la final. Hoy me apetecía ponerlo porque necesitan área, moverse en dos tiempos, las distancias, aunque entrena muy bien, me apetecía ponerlo y jugó bien el sinvergüenza".
Y buena prueba del buen momento por el que atraviesa el guardameta Greif la puede dar la Real Sociedad. El eslovaco fue el auténtico verdugo del conjunto donostiarra en el partido de vuelta de las semifinales del torneo del KO. Durante el tiempo reglamentario le detuvo un penalti a Brais Méndez y, ya en la tanda de penaltis, le adivinó el primero a Oyarzabal para, a la postre, decidir la eliminatoria y sellar el pase del Mallorca a la final.