Athletic
Mallorca
El Athletic Club saltó al césped de La Cartuja con el once esperado, dibujado en el clásico 1-4-2-3-1 y con un estilo de juego reconocible. Tiró de defensa adelantada, transiciones rápidas, superioridad por fuera y pocos toques en fase de creación para tratar de paliar sus evidentes problemas de elaboración e intentar intimidar a un RCD Mallorca que, como se preveía, tocaba bien el acordeón: presionaba arriba con líneas abiertas que replegaba rápido a un bloque bajo, sin prisas, esperando sus momentos para meter cuchillo.
Avisaba Ernesto Valverde del enorme peligro bermellón a balón parado y así, al tercer rebote concedido en el área tras dos córners seguidos, encajó el 0-1 en el 20', cayendo en unos minutos de nerviosismo que los baleares intentaban rentar. El 'Txingurri' logró reponer el ánimo de los suyos en el descanso y en la segunda parte, con cambios, los rojiblancos mejoraron hasta empatar y llegar hasta llegar a la prórroga y a los penaltis. Tras 40 años de sequía y seis finales perdidas desde 1984 (cinco en el siglo XXI), la 25ª Copa del Rey se tenía que decidir desde el punto fatídico. A cara a cruz. ¡Y por fin salió cara! Julen pasó de villano a héroe ante Morlanes, Radonjic tiró a las nubeas y marcaron cuatro de los seis suplentes.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas del Athletic Club en la final de la Copa del Rey 2024:
Venía de una Copa con cinco porterías a cero en siete partidos y sólo tres goles encajados, pero se le vio muy nervioso en su gran día. Transmitía muchas dudas por alto. Desvió un disparo centrado de Muriqi (19') y concedió el córner que precedió al paradón a Copete antes del gol de Dani Rodríguez al tercer rechace. Inició la segunda mitad salvando ante Muriqi, pero volvió a pifiarla en otro balón llovido que repelió el poste. Todo eso lo compensó a lo grande, con buenas intervenciones a cabezazo de Morlanes y, sobre todo, a otra del 'Pirata', ambas en la prórroga. En la tanda, completó la metaformofisis desde villano a héroe con la parada a Morlanes.
El físico puede que no le de para un ida y vuelta constante de 120', pero sabe ser selectivo para ejercer un rol incisivo. Empezó muy activo, ganando muchos metros por banda derecha, abriendo campo. Luego, casi como todos, acusó la sima entre el 0-1 y el descanso. Con la salida de Vesga, agradeció un pivote que ayudase a los centrales y se vio más liberado para volver a adelantar su posición. La más clara en la prórroga fue una internada suya.
Lejos, muy lejos del excepcional nivel que le ha convertido en internacional absoluto. Con muchos titubeos en balones divididos y sin la exuberancia física que suele mostrar en los duelos, sufrió muchísimo ante el cuerpeo de Muriqi y la movilidad de Larin. También mejoró mucho tras la entrada de Vesga, que ayudaba mucho a cerrar.
Bien saliendo fuera de su zona e intuitivo para repeler disparos, acusó la pájara del 0-1 cargando con una amarilla desde el 27' y acumulando varias pérdidas seguidas en la salida, en errores no forzados. Supo rehacerse y recomponerse, aguantando bien el tipo.
Dio todo lo que tenía durante 106 minutos antes de dejar su sitio a Lekue. En ataque se incorporó con frecuencia y se asoció muy bien con Nico Williams. En defensa le benefició el perfil más conservador del lateral derecho del Mallorca Gio (central reconvertido), centrado en intentar frenar al pequeño de los hermanos.
Es uno de los jovenes valores del Athletic, pero no tuvo su día, ni en la colocación ni mucho menos en la creación en la fase de inicio. En su favor cabe resaltar que su equipo generalmente se saltaba la zona media buscando directamente la velocidad de sus extremos y la profundidas de los carrileros ante los manifiestos problemas para controlar el juego. Lo pagó siendo sustituido al descanso.
Ex del Mallorca. Aparecía más como llegador que como facilitador. Fue el primero en probar a Greiff, con una volea de zurda desde la frontal en el 16' tras bajarla con el pecho. También fue el primero en disparar en la segunda mitad, de nuevo desde lejos pero esta vez con la derecha, aunque se le fue demasiado arriba.
Enchufadísimo, pero ansioso. Listo para correr, tirar constantes desmarques de ruptura y acelerar el ritmo de juego, pero siempre demasiado precipitado y errático en los controles o regates, como en la que se dejó atrás el balón cuando pisaba área (36'). No logró ser decisivo en ningún momento. Dejó su sitio a Berenguer en el tiempo extra.
No está siendo su mejor temporada, no estaba siendo su mejor partido... pero los jugadores de talento sobresalen en los momentos reservados para los elegidos. Perdido entre líneas, se echaba de menos filtraciones y asociaciones resolutivas. Apareció para reiniciar la final con el 1-1 (50'). Se activó y se creció antes de dejar su sitio a Muniain en la prórroga.
El mejor, con mucha diferencia. Desbode, visión de juego, velocidad endiablada... Tardó 20 segundos en demostrar, con una rápida carrera y zurdazo desviado, que estaba recuperado para la final. Hizo un golazo tras vertiginosa pared con Yuri, pero estaba ligeramente adelantado y se lo anularon. Tuvo otra antes del descanso pero se le fue rozando el palo. Puso un pase delicioso a Sancet en el 1-1 y siempre se hizo notar. Tuvo el 2-1 en el 112'. Sólo le faltó esa guinda del gol.
Le costaba recibir y empezó a flotar en zonas de mediapunta para intervenir. Lo intentó desde fuera del área en el 30', colocado aunque sin potencia y repelido por Greiff, y con un zapatazo en el añadido del primer tiempo que se fue fuera por muy poco. Paradójicamente, le costó más encontrar oportunidades con el viento a favor en la segunda parte, pero casi evita la prórroga con un cabezazo en el 90+3' que no entró por poco.
Salió con el once y con el plan esperado, pero se enfadó mucho con el 0-1. No le faltaban motivos. Insistió mucho en el peligro del Mallorca a balón parado pero los suyos concedieron segundas y hasta terceras jugadas. Se echaron en falta golpes de pizarra para hacerse con el control tras el gol y para sosegar los nervios y la precitación. En la reanudación, movió el banco con la entrada de Mikel Vesga por Beñat Prados, equilibró y en la segunda mitad salió otro Athletic. Redobló riegos con Unai Gómez por Galarreta y para la prórroga tiró de veteranía con Muniain, Raúl García y Berenguer. Por si fuera poco, cuatro de sus seis cambios le dieron la Copa en los penaltis.
Actuación muy destacada. Salió por Beñat para hacer de un pivote más al uso, equilibrando bastante más las líneas de su equipo, ayudando a los centrales en las transiciones y soltando amarres para los laterales. Y encima metió su penalti (pese a caerse por un resbalón).
Saltó a falta de 10' para la prórroga por Galarreta, en una fase de no correr riesgos y fue más mediapunta que mediocentro. Samú Costa le atropelló y se levantó casi como si nada. Le examinaron los médicos por precaución, no porque se quejase. De acero.
Saltó en la prórroga, se puso el brazalete de capitán y la primera que pilló buscó el gol de la gloria. No juega mucho, pero hacerlo en una final compensa muchas cosas. Le salió muy alto el disparo. Mucho más cerca estuvo el segundo, de falta directa lamiendo la madera. Donde no falló fue en su penalti: inapelable.
Otro que salió para el tiempo extra para poner experiencia al servicio de su equipo, colocándose como '9' para intentar cazar algún remate de los suyos. Asumió la difícil tarea de lanzar el primer penalti y no falló.
Actor principal en las semis contra el Atlético, empezó desde el banquillo y cuando salió en la media hora de prolongación -se situó en la derecha- le costó mucho romper a Lato. Da igual, porque hizo lo importante: marcar el penalti decisivo y dar la 25ª Copa al Athletic.
Último cambio de Valverde, salió por Yuri en el 107'.