El guiño bético de Luis Rioja a Lucas Ocampos que hace estallar al sevillismo

Marcó un gol y participó en los otros tres (oficialmente, dos asistencias) del Alavés a los nervionenses, aunque la polémica saltó unas horas después en redes sociales

Villa GómezVilla Gómez4 min lectura

La guasa sevillana, ésa de la que se alimenta El Gran Derbi, trasciende las fronteras hispalenses. La pléyade de béticos y sevillistas que juegan lejos de la capital andaluza viven a su manera no ya el partido de los partidos para los nacidos a orillas del Guadalquivir, sino cualquier enfrentamiento con el eterno rival... aunque nunca hayan vestido la camiseta del equipo de sus amores. Natural de Las Cabezas de San Juan e hincha reconocido de los verdiblancos, una circunstancia que recuerda cada vez que se le pregunta (como otros, incluso no nacidos aquí, como el mallorquinista Raíllo), Luis Rioja se marchó muy joven al Real Madrid C sin pasar por la cantera heliopolitana, curtiéndose luego en Celta B, Marbella y Almería antes de firmar por el Alavés, con el que se ha consagrado en la elite. Este lunes, el extremo zurdo fue uno de los grandes protagonistas del 4-3 de los 'babazorros' al cuadro nervionense, pues participó en todos los goles y firmó un partidazo.

Abrió el marcador de zurdazo cruzado desde la frontal, que celebró con una efusividad mayor de lo normal, sirviendo el 2-2 a Rubén Duarte al filo del descanso y el 4-2 a Kike García a la vuelta de vestuarios, no sin antes mandar un centro al área con su pierna mala que peinó Guridi para el primero del de Motilla del Palancar. Una actuación reseñable que el sevillano festejó también en sus perfiles oficiales de las redes sociales para alegría del beticismo y enfado del sevillismo, que consideró una falta de respeto su sorna al hacer un vídeo, con una sonrisa de oreja a oreja, en el que simplemente dice: "Bonita noche, ehhhh. Descansen... los que puedan". Aunque desde Vitoria han querido incidir en que está dirigido a los hinchas alavesistas, no hay que ser muy espabilado para entender que esa coletilla tiene como destinatarios a los derrotados, a los que por cortesía no se suelen dirigir los ganadores. Pero se trataba de una ocasión especial.