Sin los focos del fútbol profesional apuntándoles, no es tan extraño que
jóvenes en formación cambien de bando entre las
canteras de Sevilla FC y Betis. Lo hacen de forma sigilosa y sólo acaparan la atención cuando tienen la fortuna de alcanzar su sueño y hacerse un nombre en la elite.
El caso reciente más llamativo es de
Dani Ceballos, que militó en la cantera nervionense hasta los 13 años y fue de verdiblanco como alcanzó el estrellato, dejando muy claro hoy día que no volverá a vestir nunca de blanquirrojo. Pero también anduvieron el camino inverso otros muchos, como
Carvajal y Conte a finales de los ochenta, que dejaron el filial bético tras su descenso y acabaron marcando en un derbi para darle la victoria al Sevilla FC.
Asián, de Nervión a Heliópolis en los albores de este siglo; el polaco
Wojcik, que tomó la dirección contraria en 2013; o
Diego García, los cuatro últimos años en el Sevilla C y el Sevilla Atlético tras formarse en el Betis, son otros casos menos mediáticos. Pero el trasvase no se detiene, siendo el protagonista
en este caso Luis Dasilva Rodríguez, conocido futbolísticamente como
Lulo.
Se trata de un
mediocentro,
juvenil de tercer año, que ha firmado por el
Sevilla FC tras acabar contrato con el Betis y realizará la pretemporada con el primer filial nervionense a las órdenes de Paco Gallardo, ya en marcha tras someterse este pasado lunes a los test PCR.
De verdiblanco, Lulo dio el salto del Cadete al Juvenil B en la 18/19, disputando 21 partidos en Liga Nacional, militando
la pasada campaña en el Calavera, club con el que el Betis tiene un acuerdo de colaboración, en
División de Honor Juvenil, siendo una de las piezas claves de un equipo revelación que estuvo pugnando hasta última hora por una de las dos plazas de Copa del Rey, junto a Manu Morillo o Álex Daza.
Quienes han seguido de cerca su evolución esta pasada campaña no tienen duda de que se trata de una
importante pérdida para la cantera bética dadas sus condiciones y la progresión que se le aventura, definiéndolo como un mediocentro de
contención, que se sitúa por delante de la defensa, con
dotes para sacar la pelota jugada. De hecho, su mayor virtud es que, a pesar de su elevada altura,
técnicamente es muy bueno y llama la atención porque está muy bien coordinado. Y aunque aún es joven y debe mejorar aspectos como la musculatura, más que necesaria en esa posición, o la velocidad, dado que le cuesta un poco en los desplazamientos para defender, la combinación entre su
calidad y poderío físico le hace ser un centrocampista muy interesante.
El tiempo dirá si Lulo, cuyos colores blanquirrojos habrán pesado a buen seguro en su elección, cumple su sueño y pasa a acaparar los focos de todo lo que tiene que ver con la
cainita rivalidad hispalense.