El capitán del
Bayern Múnich,
Philipp Lahm, jugará mañana su último partido profesional contra el Friburgo poniendo fin a una carrera que lo tuvo casi todo y que marcó una época en el club bávaro y el fútbol alemán.
Mañana, como capitán,
Lahm levantará la célebre ensaladera -el trofeo que se otorga al campeón de la Bundesliga- que ha ganado en ocho ocasiones igualando un récord que ahora comparte con
Oliver Kahn,
Mehmet Scholl y
Bastian Schweinsteiger. A esos ocho títulos ligueros se agrega una Liga de Campeones, -en 2013- y un campeonato del mundo en 2014.
No pudo ganar la Eurocopa, torneo en el que perdió la final contra
España en 2008 y hace poco, cuando se le preguntó qué le había faltado a su carrera, admitió que, tal vez, una generación como la suya había debido ganar más de una vez la
Liga de Campeones, en cuya final estuvo en tres ocasiones.
Como consuelo le queda que ha habido grandes que no la han ganado nunca y a los que también se les ha negado un título de selecciones, el ejemplo más cercano es el de su antecesor como capitán de la selección alemana, Michael Ballack.
Lahm pertenece a ese extraño tipo de jugadores que -si la ironía del destino no le hace ver la cartulina roja mañana- nunca fueron expulsados a lo largo de su carrera en la que
disputó 384 partidos de la Bundesliga, 113 partidos internacionales, 112 partidos de la Liga de Campeones y 58 de la Copa de Alemania.El diario 'Bild' ha rescatado una estadística según la cual sólo cometió una falta cada 159 minutos, menos de una por partido, lo que resulta extraordinario para un futbolista que jugó la mayor parte de su trayectoria como defensa y el resto como centrocampista defensivo. Si no hacía casi faltas era porque rara vez las necesitaba por su sentido de la anticipación aunque en la final de la Europa de 2008 se le haya escapado
Fernando Torres,Los elogios que se le hacen a Lahm suelen rozar el ditirambo.
Pep Guardiola lo considera el jugador más inteligente que ha dirigido nunca.
Mehmet Scholl sostiene que Lahm tuvo un desempeño extraordinario en el 95 por ciento de sus partidos y en el otro 5 por ciento mostró clase mundial. Y su primer entrenador,
Hermann Gerland, dice que pudo enseñarle pocas cosas porque ya lo sabía casi todo.
"Ya su primer entrenamiento fue fascinante, no había visto antes a nadie que jugara al fútbol prácticamente sin cometer errores", dijo Gerland, en una entrevista reciente. La fascinación de Gerland por Lahm en las categorías inferiores del Bayern fue tal que llegó a decir que si no se convertía en un gran jugador renunciaría a su licencia de entrenador y se dedicaría a otra cosa.
Sin embargo, Gerland no logró que Lahm subiera directamente al primer equipo cuando consideró que había llegado el momento -los laterales estaban cubiertos por Bixente Lizarazu y Willy Sagnol- y empezó a buscar equipo para cederlo.
El destino fue el Stuttgart, donde
Felix Magath lo puso de lateral izquierdo. Lahm pasó dos temporadas en el Stuttgart, entre 2003 y 2005, y regresó al Bayern en 2005, tras haber sufrido una grave lesión de rotura de ligamentos. En ese momento, Lahm ya había debutado en la selección absoluta alemana. Además, Magath, con quien había dado el salto al profesionalismo, también había fichado por el Bayern.
Al Mundial 2006 llegó como titular indiscutible de Alemania, todavía como lateral izquierdo y marcó el primer gol del torneo, en Múnich contra Costa Rica. Tras la derrota en la semifinal contra
Italia diría en la zona mixta que se sentía completamente vacío y que no quería pensar en el futuro. Cuatro años después sería capitán de Alemania en Sudáfrica y en 2014 levantaría la
Copa del Mundo en el Maracaná. Al día siguiente, le comunicó al seleccionador
Joachim Löw su decisión de acabar su carrera como internacional.
Un año antes, también como capitán, había ganado el
triplete de la Bundesliga, Copa de Alemania y Liga de Campeones con el Bayern de
Jupp Heynckes.
El Bayern quiso que una vez terminase su carrera Lahm asumiera el cargo de director deportivo pero el jugador decidió que todavía no es tiempo para tomar una decisión así. Se dice que quería más poder que el que se le ofrecía. En todo caso, de cara al futuro, no descarta asumir una responsabilidad en el Bayern y el club sostiene que las puertas están abiertas.