Un gol de cabeza del centrocampista
Blaise Matuidi en el tiempo de prolongación permitió al
París Saint Germain mantener vivas sus opciones de revalidar el título de Liga, tras imponerse este martes por 2-3 al
Metz.
El equipo de
Unai Emery, sin embargo, a punto estuvo de pagar con la derrota su desidia en la segunda parte. Sólo a un exceso de confianza puede achacarse la gris versión que mostró el equipo parisino en la segunda mitad, tras dominar a su antojo un primer tiempo en el que el
Metz apenas logró pasar del centro del campo.
Un abrumador dominio, como demostró el 87 por ciento de posesión con el que los de
Unai Emery cerraron la primera mitad, que el uruguayo
Edinson Cavani (m.33) y
Blaise Matuidi (m.36) se encargaron de trasladar al marcador, al aprovechar dos magníficos pases del brasileño
Maxwell. Tras esos dos goles, el
París Saint Germain decidió dar por terminado el encuentro para alivio de un
Metz que, de verse condenado a una más que previsible goleada, tuvo incluso opciones de ganar el partido.
Envalentonado por la desidia visitante, el
Metz, que reservó a piezas claves pensado en el decisivo choque del próximo fin de semana con el
Lorient en la lucha por evitar el descenso, fue poco a poco haciéndose con el dominio del juego. Una mejoría que permitió a los locales, que en el primer tiempo tan sólo lograron lanzar una vez a portería, acercarse cada vez con más peligro a la meta del
París Saint Germain, hasta recortar distancias (1-2) a los 79 minutos con un gol de falta de
Yann Jouffre. Ese tanto acrecentó el acoso del conjunto local, que logró igualar la contienda (2-2) a falta de dos minutos para la conclusión con un tanto de
Cheick Diabaté que castigaba la indolencia del
París Saint Germain.
El castigo pudo haber sido incluso peor para los de
Unai Emery, que tres minutos más tarde, en el 91, vieron cómo un nuevo lanzamiento de falta de
Jouffre se estrellaba en el larguero. Pero de lo que pudo ser el gol de la victoria del
Metz se pasó en apenas unos segundos al gol del triunfo del
París Saint Germain, obra de
Blaise Matuidi, que firmó de cabeza en el 93 el definitivo 2-3 que permite al
PSG igualar al
Mónaco al frente de la clasificación, pero con un partido más.