Un punto de heroica, prácticamente un imposible, es lo que necesita el
Barcelona mañana ante el París Saint Germain (20.45 hora local; 19.45 gmt) para remontar en la vuelta de los octavos de final de la
Liga de Campeones un 4-0, un resultado que nadie ha sido capaz de darle la vuelta en toda la historia de las competiciones continentales de fútbol.
El Barça de los récords, de los títulos, de los goles; el Barça de Messi, Suárez y Neymar necesita añadir ese ingrediente a su ADN para que el de mañana no sea el último partido europeo de
Luis Enrique, que ya ha anunciado su marcha al término del curso. Después del 4-0 en París y del deprimente partido ante el Leganés (2-1), la aparición en escena del técnico ha permitido a su equipo rehacerse.
Ha decidido Luis Enrique cambiar el dibujo táctico y su Barcelona se ha rehecho. Ha anunciado el asturiano que se va al final del Campeonato y parece que el equipo se ha impregnado de esa liberación de la que hace gala el técnico desde que anunció que se iba el 30 de junio.
Y ahora sí, en el Camp Nou sueñan, aunque saben que la remontada puede ser utópica. Los últimos resultados (1-2 en el Calderón; y un 6-1 y un 5-0 ante Sporting de Gijón y Celta, respectivamente en casa) le dan algún tipo de esperanza, pero sobre todo el agresivo 3-4-3 con el que le ha dado un vuelco a todo.
Y con esa combinación, a Luis Enrique se le han abierto muchas posibilidades. Más allá de la alineación de la tripleta de
intocables delante, de la indudable presencia de Ter Stegen en la puerta y de la innegociable alineación de Piqué y de Busquets; el resto de la alineación está abierta. Puede apostar por jugar con Umtiti y Mascherano acompañando a Piqué; puede prescindir de cualquiera de los dos y situar a Alba por la izquierda; Luis Enrique podría decidirse por prescindir de Iniesta de salida y proteger la medular con Sergi Roberto, Rakitic y Rafinha.
Las opciones son múltiples, pero todo sobre la base de jugar con tres atrás en fase de construcción del juego y de reforzar la defensa cuando el balón lo tenga el
PSG, bien por la derecha zona de influencia de Sergi Roberto, tal y como ha hecho últimamente, o por la izquierda, con Jordi Alba.
En todo caso, el
Camp Nou está listo para vivir una de las grandes noches europeas, aun sabiendo de que nunca antes en la historia de las competiciones europeas el Barça ha remontado un 4-0 y, de hecho, en toda la
historia del fútbol continental, solo en tres ocasiones se ha dado la vuelta a este resultado. Las grandes remontadas de los azulgranas no van allá del 3-0, como ante el Ipswich Town (octavos de final de la Copa del UEFA 1977-78), Anderlecht (octavos de la Recopa de Europa 1978-79) y Göteborg (semifinales de la Copa de Europa 1985-86).
Lo que espera el PSG de
Unai Emery es rematar al Barcelona en el Camp Nou y sellar su pase a los cuartos en un choque en el que tiene las dudas del argentino Ángel di María -autor de dos de los cuatro tantos de la ida-, el veterano internacional italiano Thiago Motta y el joven medio francés
Adrien Rabiot.
Después de haber vencido en Liga el sábado al Nancy 1-0 con apuros (gol de penalti de Edinson Cavani en el 80), el
PSG aborda mañana uno de los partidos más importantes de su historia con el listón muy alto. El 4-0 que endosó al Barcelona en la ida del pasado 14 de febrero podría ser suficiente para que el PSG pase, pero el equipo parisino no se fía.
Emery, que conoce al dedillo al Barça, tiene a tres jugadores importantes entre algodones: Di María, que arrastra dolores musculares; Motta, con problemas en el muslo; y Rabiot, que se recupera de una bronquitis. En todo caso, el elenco del multimillonario club parisino de propiedad qatarí es impresionante, con el uruguayo Edinson Cavani a la cabeza gracias a sus 37 goles en 36 encuentros oficiales esta temporada -uno menos que Lionel Messi-.
El propio
Di María, el alemán Julian Draxler, el brasileño Lucas Moura, el argentino Javier Pastore, el italiano Marco Verrati, el francés Blaise Matuidi y los también brasileños Marquinhos y Thiago Motta son una muestra del calibre de la plantilla de Emery. El entrenador español podría repetir en la ida el dibujo 4-2-3-1 con el que reforzó en el centro del campo y con el que practicó una asfixiante estrategia de presión que anuló la creatividad catalana.
Si el PSG aguanta en el Camp Nou, firmará su cuarta clasificación consecutiva para los cuartos de la Liga de Campeones, el tope de los parisinos. Vencedores de la Liga francesa en seis ocasiones, cuatro de ellas entre 2012 y 2016, y de la Recopa de 1996, el gran torneo continental sigue como la asignatura pendiente de los parisinos.