Habría que partir de una base
inexcusable: va a ser
muy difícil cerrar ese círculo, a lo mejor incluso imposible, pero se va a intentar. Habrían de alinearse casi todos los astros (un término bien traído en este caso), pero, al menos, el arranque de 2022 está asentando las bases para que el contexto sea idóneo el próximo verano. De un lado, el
Real Betis está lanzado en
LaLiga, donde ostenta y defiende la tercera plaza con una insultante solvencia, pese a la amenaza trasera de transatlánticos como
Atlético de Madrid y Barcelona, amén de clubes y plantillas igualmente importantes, como las de
Villarreal o Real Sociedad. Aguantan como jabatos los verdiblancos, vivos en las tres competiciones en que comenzaron la 21/22: se jugarán contra los donostiarras el pase a semifinales de la
Copa del Rey el próximo jueves y, contra el
Zenit (17 y 24-F), la presencia en los octavos de la
Europa League.
Una hipotética clasificación para la
Champions League otorgaría un caché en Heliópolis digno de atención, el mismo que han percibido jugadores de primer nivel en Europa como
Canales y Fekir, amén de otras piezas importantes del proyecto como
Pellegrini, Rodri, Borja Iglesias, Guardado y Bravo, para ampliar sus vinculaciones. Algo grande se cuece en La Palmera de lo que todos quieren formar parte. Y acabar entre los cuatro primeros de la tabla permitiría no sólo dar un salto a la máxima competición continental en la
22/23, sino también asegurarse unos ingresos pintiparados para reforzar la plantilla.
Antonio Cordón y sus colaboradores, de todas formas, avanzan en las contrataciones a coste cero del central
Luiz Felipe y el mediocentro
Álex Fernández, pero habrá objetivos que, como en el caso de
Pezzella la ventana pasada, precisen de cierta inversión.
Con dinero en la caja, las
miras serían más altas, pensando, además, en la
exigencia mayor que se avecinaría. El
fijo que abonaba esta temporada la UEFA por disputar la Fase de Grupos de la UCL es superior a
16 millones de euros (contando el extra por coeficiente de cada equipo), a lo que habría que sumar
2,8 por cada triunfo y 930.000 euros por empate, más el '
market pool' y los
premios por pasar a octavos de final (9,6 kilos), cuartos (10,6), semifinales (12,5) y la final (15,5 y otros 4,5 por ganar el título). Encima, terminan contrato y no recibirán propuestas de renovación
Joaquín, Camarasa, Joel y Tello, más un
Bellerín que volverá al
Arsenal a no ser que se pueda estudiar su permanencia, que exigirá ya un traspaso, amén de buscársele salida a
Montoya para no contar de nuevo con tres laterales diestros.
Pero el sueño en el Betis es el retorno de dos 'hijos pródigos':
Dani Ceballos y Fabián Ruiz. La vuelta del utrerano se antoja más factible. De hecho, ya estuvo sobre la mesa el verano pasado, pero su lesión de
larga duración, la prioridad de firmar a Bellerín por la grave dolencia de
Sabaly y la ausencia tanto de fichas libres como de margen salarial impidieron una operación que, por idénticas razones, tampoco se acometerá en esta ventana. El propio presidente verdiblanco,
Ángel Haro, la emplazó a próximos mercados, presentándose, de no encontrar de aquí al lunes próximo el '19' madridista otro destino, una oportunidad muy buena. Y es que, con contrato
hasta 2023, los merengues estarán atados de manos este verano, ya que será la
última ocasión de recuperar parte de lo invertido, dado que el mediocampista podría comprometerse ya
libremente con quien quisiera dentro de un año para la 23/24.
Todo hace indicar que, con un Betis en Champions, la
cesión con opción de compra (previa renovación allí)
u obligación (sin renovación necesaria) de Ceballos será un movimiento
programado en cuestión de 5-6 meses. El jugador así lo quiere, por lo que tendrá que rechazar otras propuestas, si las hubiere, para cumplir su deseo. En una situación similar se encuentra Fabián, aunque ahí sí se presumen más
problemas. La revalorización del palaciego ha sido mayor (
55 millones de tasación, según 'Transfermarkt', por los
18 del utrerano), aunque lo cierto es que se niega a renovar con el
Nápoles, que tendrá que dejarlo ir, incluso perdiendo dinero respecto a sus deseos (
60 kilos) para no quedarse compuesto y sin nada. Ocurre que la pelea en los despachos por los derechos de formación ha afeado aún más relaciones entre partenopeos e hispalenses, tensas desde la '
operación David López'.
Además, los pretendientes del zurdo se antojan numerosos, por lo que tendría que poner él mucho de su parte para volver a vestir la verdiblanca junto a Dani. Jugar la Champions con el equipo de sus amores
ayudaría, claro está, pero se han dado pocos pasos, por no decir ninguno, en este sentido con el '8' azulino. Mucho más improbable se antoja que permanezcan en sus equipos más allá de septiembre de 2022, aunque, en tal caso, la
jugada sería
maestra, pues el Betis (o cualquier otro, claro) podría firmarlos a
coste cero, aplazando sólo una campaña su 'operación retorno'. En el escenario más negativo, tampoco se irían de vacío en Heliópolis: un traspaso de cualquiera de ellos (fuera de España, en el caso de Cabellos; fuera de Italia, en el de Fabián) reportaría, respectivamente,
un 3% y un 4,5% por formación.