"Soy un
entrenador que siempre piensa en el club. Y, por eso, dejo jugar a Óscar
Mingueza mañana con el
Barça B... a pesar de nuestra situación. Hay que dar
gracias al jugador, que ha querido", explicaba Ronald Koeman en sala de prensa, al tiempo que el zaguero, desde la concentración del filial en tierras extremeñas para afrontar este domingo (12:00 horas) el duelo de
semifinales (a partido único) en pos del
ascenso a Segunda ante el
UCAM Murcia en el Vicente Sanz de Don Benito, se mostraba comprensivo: "Es un momento muy importante para mí, para ello, para el club. Han hecho una temporada muy buena. Yo sólo vengo a
ayudarles. No pudimos conseguirlo el año pasado, pero no merece la pena pensar en eso ahora. Lucharemos para lograrlo ahora".
Pero el caso es que la
relación entre el holandés y el canterano no pasa por su
mejor momento. El primero ya lo
abroncó durante el duelo liguero frente al
Getafe, cuando, con 3-2 en el marcador, el de Santa Perpetua de Moguda se fue al ataque pensando que estaba ejerciendo de
lateral, no de central, pues el míster lo ha alternado en ambas demarcaciones: "¡¡Somos tres atrás!!", le gritó sin recato el otrora seleccionador de Países Bajos, que le sustituiría inmediatamente por
Umtiti, aunque luego se justificaría diciendo que "está haciendo una gran temporada, pero tiene que aprender; para ser joven en el Barça, hay que estar bien en todos los partidos, aunque el cambio no fue por el
enfado".
Sea como fuere, Mingueza no puede quejarse, pues Koeman ha
confiado bastante en él, otorgándole
38 encuentros en cuatro competiciones en lo que va de curso. Sólo en cinco ocasiones salió desde el
banquillo, al tiempo que otras seis se quedó sin salir, las tres primeras antes de estrenarse con los grandes. Normalmente, suele ser la
víctima propiciatoria cuando las cosas van mal, como en
Cádiz (derrota por 2-1), cuando se quedó en la caseta al descanso, perdiéndose el choque siguiente ante el
Levante. Y, tras el cambio ante el
Granada (K.O. más reciente, por 1-2), volvió a quedarse viendo los 'toros' desde la barrera contra el Valencia, volviendo a ser sustituido al descanso frente al
Atlético y jugando apenas unos minutos en el Ciudad de Valencia.
Y, ahora, le toca volver al
filial, lo que el defensor de
22 años, recién
renovado hasta
2023 (como en los casos de
Riqui Puig o Miranda, el Barcelona ejecuta la ampliación unilateral del contrato por dos años que firmaron todos en su reciente renovación), se ha tomado con filosofía. Aunque es difícil de encajar, teniendo en cuenta su nuevo estatus. Paradójicamente, la indefinición sobre el
proyecto 21/22 (puede que no siga Koeman, al que
Laporta ha pedido volver al
1-4-3-3) también juega en su contra, pues los técnicos lo consideran, en condiciones normales, el cuarto central, tras
Piqué, Lenglet y un
Eric García que está llegando, más
Umtiti, al que tratarán de colocar.
Para la derecha,
Dest y Sergi Roberto estarían por delante, al tiempo que
Emerson se estrenará en principio como azulgrana, por lo que Mingueza y sus asesores, con José María Orobitg al frente, deberán analizar tanto los planes del club para el canterano como las opciones que le quedarán de jugar. Hay muchos equipos que han llamado a su puerta, aunque, como es lógico, el catalán ha dado prioridad al Barça. El Betis es uno de ellos. Sin
Mandi, con
Víctor Ruiz aún negociando su renovación y las dudas que transmiten
Sidnei y Bartra, se buscará un central, al menos, de
garantías. Y Óscar es de los que más gusta. Las relaciones entre verdiblancos y culés son, además,
excelentes.