Un jugador de LaLiga puede fastidiar a Betis y Barça un negocio redondo

Un jugador de LaLiga puede fastidiar a Betis y Barça un negocio redondo
- M. H.
Óscar MurilloÓscar Murillo 5 min lectura
Quedan ocho jornadas para que LaLiga eche el cierre y queda casi todo por decidirse, tanto por arriba como por abajo. Atlético de Madrid, Real Madrid y Barcelona están en un pañuelo y se disputarán el título, aunque el Sevilla, que prácticamente ha certificado ya matemáticamente la cuarta plaza, amenaza con meterse en la pelea casi en plena 'foto finish'. Ellos se llevarán la gloria de representar a España en la Champions, al tiempo que Real Sociedad, Betis y Villarreal se repartirán dos plazas en Europa League y Conference League que serán tres de imponerse este sábado el conjunto culé al Athletic en la final de la Copa del Rey. Por abajo, el Huesca parece haber despegado junto al Valladolid, aunque no del todo, pues el Elche aprieta, al tiempo que Alavés y Eibar sí andan más descolgados.

A finales de mayo, todas las incógnitas quedarán resueltas, incluidas las de los nombres de los ganadores de la Champions (el 29-M es la final en Estambul) y la Europa League (el 26-M, en Gdansk, Polonia), momento en el que los directores deportivos echarán el resto, pensando ya en la próxima campaña, con un ojo en los diversos torneos que se disputan este verano. Desde la resolución de la Euro sub 21 a la Eurocopa de los mayores, pasando por la Copa América y los Juegos Olímpicos. Casi nada. Demasiados puntos de atención, sobre todo para la revalorización de activos, un arma de doble filo en esta etapa pandémica con tanto constreñimiento en los presupuestos.

En clave nacional, Betis y Barcelona continúan debatiendo sobre el futuro de Emerson, adquirido hace dos años y medio en copropiedad. Viste desde febrero de 2019 el paulista la camiseta verdiblanca, tocándole desde ahora y hasta 2024 hacerlo con la azulgrana, si bien la explosión del carrilero diestro ha despertado el interés de muchos clubes, con lo que sus dueños se frotan las manos ante la posibilidad de hacer negocio. Como ya quedó dicho, en la Ciudad Condal deberán decidir si se lo quedan durante la 21/22 (para lo que deberán devolver a sus homólogos hispalenses sus 6 millones de euros y otros 3 en concepto de formación) o si se lo venden a un tercero, repartiendo en tal caso al 50% los beneficios con su socio de producirse la operación en la próxima ventana de transferencias.

El Barça, con Dest recién llegado, Sergi Roberto recuperado y Mingueza como central-lateral solvente, Emerson no se considera una prioridad, si bien a Koeman no le amarga un dulce. Todo dependerá de si alguien llega a los 25 kilos que ha puesto el conjunto catalán como precio de salida del brasileño, que gusta en la Premier (Tottenham), la Bundesliga (Bayer Leverkusen), la Serie A (Inter, Milan, Nápoles) y la Ligue (PSG). De momento, nadie ha dado el paso de apostar fuerte por él, aunque es en París donde la necesidad aprieta: la opción de compra del irregular Florenzi, ahora de baja por coronavirus, cuesta 8 millones, mientras que el reconvertido Kehrer y el jovencísimo Dagba no terminan de convencer al jeque, encaprichado, como su mano derecha Leonardo, del ex del Atlético Mineiro.

En una tesitura tan compleja como ésta, Betis y Barcelona se frontaban las manos con la posibilidad de hacer negocio con Al-Khelaifi, aunque un jugador de LaLiga podría estropearles un trato que supondría a ambos una plusvalía de 6,5 kilos. Y es que Lucas Vázquez termina contrato el próximo 30 de junio y no acepta la propuesta de renovación del Real Madrid, consistente en una ampliación hasta 2024, pero con una congelación de salario del 10%. Por el contrario, se deja querer por varios pretendientes que, prima de fichaje aparte, se lo llevarían a coste cero. Ausente ahora y lo que queda de campaña por una lesión de rodilla que le produjo Busquets en el Clásico, el gallego está también entre las opciones del PSG para potenciar su banda derecha. En París echan números por si las cuentas le salen mejor que con Emerson, mientras que en La Palmera y en Les Corts cruzan los dedos para que el desenlace no les perjudique.