Otra versión, otra victoria

Fernando MateosFernando Mateos
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Otra versión, otra victoria
Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Franco Vázquez. - Fernando Mateos
Cuando el mejor de tu equipo es el portero, mala señal... Y gracias a Sergio Rico, el Sevilla se mantuvo vivo en El Sadar en un pobre primer tiempo, en el que los de Sampaoli cayeron durante muchos minutos en la trampa de Osasuna. Un equipo, el navarro, muy limitado técnicamente y que confía toda su suerte a ese fútbol rústico repleto de balones aéreos, contactos y faltas constantes.

En ese incómodo escenario, potenciado por el lamentable estado del terreno de juego, el conjunto nervionense adolecía del fútbol necesario para someter a su rival. Se echaba de menos a Nasri, también a Vitolo, a alguien que en definitiva rompiera líneas por potencia o calidad. Y de todo ello, así como de los groseros fallos defensivos sevillistas, se aprovechaban los locales, que pese a todo no podían irse al descanso más que con un empate, por obra y gracia de Iborra.

Ya tras el asueto, sí comenzó a verse un Sevilla más reconocible. La facilidad de los rojillos para perder el balón facilitaba la labor de un conjunto nervionense que empezaba a acumular posesiones más largas. Aunque no fue ese fútbol-control que siempre busca el que le llevó a tumbar al colista, no sin sufrimiento. Fue, simplemente, su mayor calidad y pegada, y también una ayudita arbitral en el gol del 'Mudo', la que le permitió sacar otro partido adelante para seguir soñando despierto.

Aunque, por empuje, los navarros nunca se dieron por vencidos, viviéndose en el tramo final un ida y vuelta que volvió a dejar al descubierto unos preocupantes errores de concentración defensivos que urge corregir. Eso sí, siempre es mejor trabajar sobre las victorias para seguir avanzando.