Iker Castaño3 min lecturaLa comunidad autónoma de Andalucía cuenta con numerosas playas en la costa y otras tantas piscinas en su interior, muchas de ellas naturales. Están repletas de vegetación donde poder disfrutar del sol y la tranquilidad más allá de la temporada de verano, que es cuando más gente suele acudir por el tiempo libre y las vacaciones. En el interior de la comunidad aguardan parajes de otro mundo, que cuentan con una gran cantidad de atractivos turísticos para poder incluso olvidarse de las playas.
De hecho, una de ellas se encuentra en un paisaje único, rodeado de montañas y un bosque de alcornoques, de los mejores preservados de Europa, con más de 1.500 especiales vegetales y animales. Hablamos ni más ni menos que de la piscina del Tambor del Llano, considerada una de las más bonitas de la comunidad autónoma andaluza. Está integrada en el paisaje, en la naturaleza.
Esta poza natural se coloca como una de las favoritas por estar en situada en la sierra de Grazalema, que se puede ver al fondo. El diseño de la poza se adapta a la morfología y color de las rocas naturales del terreno. Tiene una perfecta armonía con el paisaje, acabado con arena de sílice de forma libre y personalizada en su diseño para conseguir disfrutar al máximo del baño. Dispone de zona para el nado, tumbonas sumergidas en el agua y una profundidad al igual que un lago, aportando al bañista una sensación única de estar inmerso en aguas de la naturaleza.
Como segunda piscina natural más bonita situamos al Charco de la Pringue o Del Aceite, piscina natural que tiene su origen en el antiguo cauce del Río Guadalquivir, y se encuentra en plena Sierra de Cazorla, a 20 kilómetros de Villanueva del Arzobispo. Es una poza de agua turquesa rodeada de pinos. Un lugar perfecto para darse un chapuzón, además de acudir a pasar el día y hacer una barbacoa o tomarse algo en el chiringuito.
Como tercera opción, aunque podríamos colocar aquí a varias, serían las piscinas naturales San Nicolás del Puerto (Sevilla), ubicado en el Parque Natural de la Sierra Norte. Mientras uno se da un chapuzón en las aguas de la playa artificial puede ver como el lugar ha sido zona de paso de celtas, romanos, visigodos y musulmanes. La prueba histórica es el reflejo del Puente de Piedra sobre el río Galindón.