Aunque el verano haya llegado a su fin, Andalucía todavía tiene semanas de sol y temperaturas agradables para poder disfrutar todavía de la playa. Es cierto que con la llegada del otoño, el viento del levante es más habitual y por eso es importante protegerse del mismo para poder disfrutarlo al máximo. En esta ocasión le recomendamos la visita a una playa gaditana donde resguardarse del viento y además tiene aguas muy tranquilas y cristalinas.
Aunque tenga un reducido tamaño y haga que se masifique fácilmente en épocas turísticas, es recomendable visitar la Playa Chica, junto al centro de Tarifa. Es una de las playas más "urbanas" de la ciudad ya que se encuentra a escasos metros del casco antiguo. El acceso es cómodo y se encuentra situada en uno de los lados del muelle que accede a la Isla de Las Palomas o también conocida como isla de Tarifa, concretamente en la parte bañada por el Mar Mediterráneo.
Declarada parte del Parque Natural del Estrecho de Gibraltar, la arena de esta playa que representa el punto más meridional de la península ibérica y del continente europeo no se diferencia del resto de playas de la zona, ya que es dorada y fina. Sí sus aguas, más tranquilas que la de otras playas cercanas. Con poniente suave se está la mar de bien, nunca mejor dicho, y con el levante se convierte en lugar de peregrinación de muchos amantes del windsurf, sólo para niveles avanzados, el resto a Valdevaqueros.
Su nombre hace honor a sus dimensiones, aunque también podríamos llamarla 'Playa fría' ya que curiosamente tiene unos grados menos de temperatura con respecto a las demás, siendo todo un reto bañarse allí pero eso no impide que sea un rinconcito muy popular en el municipio y uno de los lugares más fotografiados de Tarifa.
Desde la construcción del camino hacia la Isla de las Palomas, es posible diferenciar claramente la costa mediterránea y la atlántica, costas que alumbra el Faro de Tarifa, construido en la segunda mitad del siglo XVIII en la misma isla. Los fenicios fueron los primeros en utilizar la isla, estableciéndola como punto de intercambio de sus productos. Constancia de ello queda en los restos del puerto fenicio en la cara oeste de la isla y en los restos de, al menos, cinco hipogeos funerarios fenicio-púnicos fechados entre los siglos VI y IV a.C.