Para muchos la Semana Santa es la semana más importante del año, la que se denomina ‘Semana Grande’. Especialmente en Andalucía se vive con mucha devoción, y este año se ubica entre el 13 de abril, el Domingo de Ramos, y el 20 de abril, el Domingo de Resurrección. Se trata de siete días que se viven con mucha ilusión y sobre todo muy pendientes del cielo. La lluvia es uno de los grandes enemigos de esta celebración porque puede dañar tanto a las imágenes como a los propios nazarenos, con su vestimenta tan característica. Una vestimenta donde el capirote se lleva casi todo el protagonismo, y cuyo origen se remonta a hace más de 5 siglos, allá por el siglo XV.
La Inquisición fue el origen
El capirote es una especie de ‘cucurucho’ que los penitentes se ponen en la cabeza para mantener la forma deseada, que prácticamente todas las hermandades siguen. Los primeros registros que se tiene sobre esta particular parte de la vestimenta de un nazareno, se remonta a la época de la Santa Inquisición, que colocaba este distintivo a las personas que eran condenadas, a los llamados ‘herejes’. Además se le ponía también el sambenito, de donde viene la expresión que se usa en la actualidad. Ambas partes se usaban con el único objetivo de que se identificara bien a la persona que había ido contra los preceptos que se entendían entonces como básicos de la sociedad, según las interpretaciones de la Biblia, el libro sagrado del cristianismo. En función del delito que hubiera cometido el reo, el capirote tenía diferentes dibujos. Algunos de los registros materiales que quedan sobre este uso, son las obras de Goya, donde se refleja este castigo.
Pasar a la tradición
No será hasta el siglo XVII cuando las hermandades de la capital andaluza comenzaran a usarlo. Se trataba realmente de cumplir la misma función, pero en esta ocasión tapando la cara. Se entiende que las salidas en Semana Santa son una penitencia, de ahí penitentes, es decir un castigo. Es por eso que se decidió a utilizarse, para representar que se trataba de personas que estaban cumpliendo con Dios por una penitencia. La forma puntiaguda por su parte representa el acercamiento a Dios, al cielo. Desde aquellos inicios el capirote ha ido evolucionando. La función y la forma sigue siendo la misma, pero ha cambiado sus materiales. Ya no se hace solo con cartón, como era en un principio, sino que para ayudar a soportar las altas temperaturas, comenzó a fabricarse de rejilla.