La provincia de Sevilla alberga numerosas joyas del pasado de nuestro país. Y eso podemos verlo tan solo a escasamente 15 minutos de la capital, donde se encuentra la ciudad romana de Itálica, que nos hace transportarnos a otra época, a hace centenares de años, cuando el Imperio Romano se encontraba en su esplendor. Hoy se conserva parte de él, haciendo que casi no hubiera pasado el tiempo en algunos lugares.
En el caso de Itálica y todo su conjunto arquitectónico, se ubican en el Bajo Guadalquivir, a medio camino entre Sevilla y Alcalá del Río. Este lugar gozó de un papel bastante estratégico debido a su ubicación. Hay quien catalogan sus orígenes en el año 206 a.C., cuando una de las tropas del general Publio Cornelio Escipión se asentó sobre la población turdetana que existía en aquel lugar y que acabó imponiendo sus costumbres.
Poco a poco se fue forjando esta Itálica, gracias en parte a las familias de Trajano y Adriano, dos de los senadores más importantes de la época y que acabaron convirtiéndose en emperadores a la larga. Tal era la importancia de Itálica que poco a poco fue expandiéndose y creando obras arquitectónicas increíbles, como puede ser su anfiteatro, uno de los primeros de todo el Imperio en contar con un gran aforo.
Este anfiteatro se construyó durante la época del emperador Adriano, cuando Itálica poco a poco fue aumentando su tamaño. En este se celebraban distintos acontecimientos, como combates entre gladiadores, cacerías y ajusticiamientos de condenados a muerte.
Son muchos los elementos que destacar en este conjunto arquitectónico, aunque destaca sobre todo el Mosaico del Planetario, donde se representan los astros (considerados como auténticos dioses en aquella época) y que daban el nombre al calendario semanal de la época romana y que ha evolucionado hasta nuestros días. Este mosaico fue descubierto a través de algunas excavaciones en el siglo pasado.
Se dice que la inestabilidad del subsuelo donde se encontraba asentada la ciudad hizo que poco a poco se fuera abandonando esa área. En los años siguientes se fueron produciendo varios saqueos y robos. Algunos restos han sido exparcidos por distintos lugares arquitectónicos, como por ejemplo en las bases de la Giralda de Sevilla. Los causantes de este abandono, según apuntan algunos expertos, señalan a los andalusíes, los musulmanes que terminaron asentándose poco a poco en la Península Ibérica. Desde hace muchos años se viene trabajando en su restauración y su conservación, siendo un lugar muy destacado dentro de la historia de la provincia sevillana.