Con la primavera y tras la Semana Santa y la Feria llegó la tan ansiada y esperada temporada para los sevillanos, la de los caracoles. El buen tiempo y los días largos hacen que muchos bares de la ciudad estén estos días llenos de público, y si hay algo que comparten casi todos ellos es que hay una tapa en común: la de caracoles. Aunque ya estemos inmersos en plena temporada, muchos andaluces han asegurado que la mejor época para comerlos es entre finales de mayo y principios de junio. Dependiendo de la feria son muchos los que se adelantan a la cita, como sucediera el año pasado. Esta vez ha llegado en plena época y por ello, una vez finalizada, ya se pueden degustar en varios bares de la capital andaluza.
Esto no sucede en todas las provincias de Andalucía, ya que en Córdoba la temporada de este producto comienza habitualmente en febrero, pero la costumbre de los bares sevillanos es diferente. "El caracol que se come en Sevilla es más pequeño y llega un poco más tarde", apuntan desde el Despacho de Caracoles Sevilla Este. La época por excelencia suele ser abril-mayo', y como este año (principalmente en marzo) ha llovido mucho, el caracol ha llegado con buen tamaño y muy hecho, como ya sucediera el año pasado.
Varios de los mejores bares de Sevilla para comer caracoles son el Bar Umbrete, en la Plaza del Pumarejo; Mariano Camacho, en la Plaza del Pumerejo; El Cateto, calle Sinaí; La Chicotá, Luis Montoto; Las Cabrillas, Luis Montoto; Bar Alfonso, calle Santas Patronas y Bar Lolo (antiguo 'Kiki'), en calle Juan de Vera. Hay que destacar que, aunque parezca que es una costumbre únicamente andaluza, también hay otras culturas como la filipina, la indonesia o la vietnamita que también comen caracoles.
No obstante, la forma de cocinarlos en estos lugares es diferente a la de España, en cuyas regiones también existen múltiples variedades en cuanto a su elaboración. La forma tradicional de comerlos en Sevilla y Córdoba es la original, pero hay que recordar que en cada casa los preparan de una manera determinada, lo que hace que este manjar típico clásico de la estación primaveral se pueda convertir en toda una grata experiencia para degustarlos con multitud de guisos distintos.
En cuanto a los precios, una tapa de caracoles ronda los 2,50 euros, mientras que el precio medio de un platito de caracoles es de 6 euros y la opción más abundante, la ración de caracoles, tiene un precio medio de entre 8 y 9 euros.