El verano no parece que vaya a ser fácil en Andalucía. La sequía ya mermó la utilización de piscinas en algunas provincias de la comunidad andaluza, que ahora ve como puede peligrar una de las señas de identidad más importantes del litoral andaluz, los chiringuitos.
El Ministerio de Transición Ecológica y la Junta de Andalucía mantienen una batalla por la presencia de chiringuitos en las playas, los cuales tienen en verano, como es lógico, su temporada alta. Casi un tercio de los 500 chiringuitos a pie de playa a los que la Junta ha autorizado su puesta en funcionamiento no cumplirían con la Ley de Costas o los criterios de ocupación del dominio público marítimo-terrestre.
En 2011, dicho ministerio traspasó las competencias de Costas a la Junta de Andalucía, y desde entonces ha emitido 163 informes desfavorables a chiringuitos, incluido 32 recursos judiciales contra decisiones del Ejecutivo Andaluz.
Al margen de todos estos problemas, existe también el nuevo Reglamento General de Costas para expropiar terrenos de ayuntamientos, empresas y ciudadanos cercanos al mar en el que está trabajando el Gobierno de Pedro Sánchez, que también pondría en jaque a numerosos chiringuitos.
Más allá de problemas legales, los chiringuitos andaluces afirman estar "asfixiados" a las puertas de la temporada de verano. "El descenso de las ventas, sumado a una subida enorme del canon de ocupación por parte del Ministerio", son los principales problemas a corto plazo que tienen estos establecimientos, tal y como apuntan desde la patronal del sector.
Además, hay que sumar los problemas meteorológicos, tal y como explicó recientemente Norberto del Castillo, presidente de Federación de Empresarios de Playas (Faeplayas). Aunque las lluvias "no han hecho demasiado daño físico", sí que han repercutido en una "bajada" de las ventas, sufriendo "una caída en comparación con el 2023".
Concretamente, las ventas han caído un alarmante 20% en los meses de marzo y abril en comparación con el mismo periodo del año anterior, con una Semana Santa que no ha sido buena, en parte por las malas condiciones climatológicas de dicha fecha.
En una época donde el Gobierno no hace más que combatir el cambio climático, resulta paradójico que uno de los mayores negocios dentro del sector turístico, que este año está batiendo todos los récords en España, tenga que sufrir una política de precios al alza, sin importar lo castigo que esté por los problemas derivados del clima. En cualquier caso, todo esto derivará en un encarecimiento de los productos y servicios, los cuales tendrán que pagar los consumidores, que también corren el riesgo de ver desaparecer una de las señas de identidad del litoral andaluz.